Revista Espiritualidad

Suanna Solé: Coaching para madres con hijos adolescentes

Por Elbioplanning @bioplanning
Suanna Solé: Coaching para madres con hijos adolescentes


Si tienes hijos adolescentes esta entrevista es para ti. Y si no los tienes, o son de otras edades también, ya que leerla te dará una visión con mayor perspectiva del campo de las relaciones humanas. 

Cuando acabé la charla con Susanna, quien se dedica al coaching entre madres con hijos adolescentes, me di cuenta de que muchas veces los adultos podemos comportarnos  como los jóvenes, o como padres pero sin serlo, con las mismas inseguridades y las mismas preguntas, ¡por eso ¡no te la pierdas!


Con tu trabajo como coach has creado un espacio  de encuentro entre madres e hijos adolescentes:  ¿cómo surgió la idea?La adolescencia es la etapa más temida por los padres, ¡desde que los hijos están en la cuna! Hay mucha literatura sobre ella y sin merecerlo, le han colgado etiquetas, en su mayoría, todas malas.
Cuando nuestros hijos llegan a la adolescencia, parece que las madres desplegamos un radar para captar todas las cosas negativas de esta etapa. Miramos a nuestros hijos con diferentes ojos y adoptamos una actitud defensiva esperando a que hagan eso horrible “que hacen todos los adolescentes”: bajar el rendimiento escolar, mantener sexo y emborracharse y/o drogarse.
Por lo general, adolescencia es sinónimo de conflicto familiar. Y eso es un prejuicio que desemboca a que la profecía se cumpla.Cuéntanos cómo funcionaDespués de unos años trabajando con mujeres y adolescentes me he dado cuenta de que el nivel de sufrimiento de una parte y otra son similares. Las madres se desesperan y frustran porque creen que sus hijos no las escuchan, no las tienen en cuenta, las tratan mal. Aunque si hablas con los hijos, también tienen una gran dosis de dolor porque no se sienten aceptados por sus padres, se sienten solos, incomprendidos y muchas veces como extraños en su propia casa.
Mirándolos desde fuera parece que están a años luz de distancia pero cuando te acercas y observas de cerca la relación, te das cuenta que en realidad, madres e hijos quieren lo mismo. Ambos desean el cariño del otro, sentirse respetados y vivir en un ambiente familiar agradable y sin conflictos.
Con el programa que he creado de Coaching y Mediación Familiar para madres con hijos adolescentes, pretendo construir un espacio donde ambas partes rebajen tensiones y encuentren el punto de unión para salir de este atolladero.
Empiezo trabajando con la madre para eliminar los prejuicios que nuestra sociedad ha colgado a los adolescentes de forma injusta. Trabajamos las emociones para que la madre se desapegue del conflicto, rebajando el sentimiento de dolor y reproche que en ese momento no la deja ver posibles vías para mejorar la situación. Una vez la madre siente de forma diferente la relación, está en condiciones de ampliar su mirada, de poder ver la situación desde un punto más alto. En Coaching a esto se le llama, subirse al balcón. Se trata de coger perspectiva y ver la situación en su conjunto, apreciando matices que la rabia, el dolor y la desesperación, no le dejaban ver. Desde este nuevo lugar podrá crear estrategias para comunicarse mejor con su hijo, negociar límites y que se cumplan, rebajar la agresividad del menor y mejorar el ambiente familiar con su hijo y con el resto de la familia.
No olvidemos que en este conflicto, hay un solo adulto: La madre. Por tanto es ella la responsable de marcar las pautas. El adolescente no deja de ser un futuro adulto que necesita directrices para seguir creciendo y desarrollándose. Aunque no por eso podemos darle de lado. Él también tiene su parte de derechos y de obligaciones, aunque en ocasiones observo que la madre tiene muy claras las obligaciones del hijo pero no tiene tan claros los derechos. Esto lo trabajamos en la parte final del programa con una Mediación Familiar donde participan ambas partes. Se crea un espacio neutro, libre de juicios y con normas muy concretas. Cada uno tiene la oportunidad de explicar sin censuras y con absoluta libertad su visión particular de los hechos, hablan libremente de sus emociones y lo más importante, es que la madre pero también el hijo, tiene su turno para hacer peticiones y ser escuchado. En ese momento se crean acuerdos de convivencia que se comprometen a cumplir en casa.
Para mí es la parte más bonita y emotiva de todo el proceso. Es donde te das cuenta de que en realidad no estaban tan lejos el uno del otro, simplemente que, los miedos, el no saber gestionar las emociones o una comunicación poco efectiva, han creado un conflicto que a veces llega a ser grave.¿Por qué sólo para madres? ¿Y los padres?El programa que he creado está dedicado a madres porque las mujeres tenemos una forma diferente de vivir la relación con los hijos.
Generalizando, las mujeres somos seres más emocionales que racionales y el sentimiento maternal nos hace ser más sufridoras, protectoras y vivir la situación de desapego de un hijo de forma diferente a como la vive el padre.
Por supuesto estoy generalizando y por tanto seguro que hay padres que también sufren mucho durante este periodo. Por eso, mi teléfono y mi mail están abierto a todos, indistintamente mujeres que hombres, que necesiten ayuda para mejorar la relación y la convivencia con su hijo adolescente.
El dedicarme a madres, supongo que también tiene mucho que ver con mi trayectoria profesional como Coach especializada en temas femeninos en "Coaching para Nosotras". Ante adolescente considerados “conflictivos”, supongo que los padres deben tener su cuota de responsabilidad, ¿de qué manera influyen para que ocurra esto?Este es un tema delicado. Una práctica humana habitual es señalar al otro como causa de nuestro dolor, malestar o insatisfacción. En la crianza de los hijos, no es una excepción. Cuando un adolescente es conflictivo, los padres lo atribuyen al carácter del chico, a las compañías o a cualquier otro factor externo, pero la realidad es que aunque a una madre le cueste mucho aceptarlo, la adolescencia es el producto final de la infancia.
Si los padres educan a sus hijos con unos valores claros y les marcan unas normas sólidas desde pequeños, cuando lleguen a la adolescencia, las enseñanzas estarán integradas en la persona y saldrán a la luz. Aunque esto no es garantía de éxito, puede ser que el chico tenga comportamientos conflictivos y/o de consumo de sustancias o de cualquier otra cosa perjudicial para su desarrollo social y personal por diferentes razones como sentirse aceptado por el grupo, demostrar su valía personal o afrontar temas de timidez. Esto por supuesto puede ocurrir, pero entonces, la confianza y el vínculo que habremos creado durante los años pasados, nos servirá para reconducir su comportamiento a través del diálogo y el amor.
Si no trabajamos la base desde muy pequeños, luego será muy difícil crearla.En el programa de MTV “Madre adolescente” he visto que a la hora de solucionar conflictos hacen una Mediación Familiar y salen todos bastante conformes,  en tu caso ¿cómo la llevas a cabo entre padres e hijos? Lo primero y más importante de una mediación es que sea voluntaria. Es decir, que ambas partes estén dispuestas a sentarse en un espacio común para hablar de su conflicto.
Yo, de momento, no me he encontrado en ningún proceso en que alguna de las partes no haya aceptado la mediación. Esto ya muestra una predisposición a querer solucionar, o por lo menos, a hablar del conflicto. ¡Ya es un gran paso! Como os decía antes, las madres creen que sus hijos las ignoran, así que cuando su hijo acepta sentarse para hablar sobre la relación con su madre y convivencia, para ésta, supone el reconocimiento a su sufrimiento.
Como os contaba, en mi programa, la Mediación la llevamos a cabo después de un trabajo previo con la madre. Yo trabajo online y por tanto es necesario crear previamente un clima familiar relajado para que ambos se sienten en una habitación y sigan mis pautas.
Cuando estamos absorbidos por las emociones, muchas veces no vemos la salida y la situación nos parece irresoluble. Cuando llegan a mí, las madres me dicen que han agotado sus ideas, lo han intentado todo y que ya no saben qué más hacer. Y seguramente lo han hecho, aunque desde un paradigma concreto. Lo mágico de la Mediación es que crea una nueva forma de comunicarse. Se hablan de sentimientos, de las cosas realmente importantes para cada uno, se da voz a ambos protagonistas y se crean acuerdos conjuntos. Algo que antes era prácticamente imposible de imaginar.¿Podríamos decir que los hijos adolescentes son una proyección de los conflictos/deseos/expectativas de sus padres?Según el caso. Hay madres que con su perfeccionismo extremo, vuelcan en los hijos una expectativas que el hijo, o cumple por no defraudar a la madre y por tanto será un futuro adulto sin autoestima y con la necesidad de aprobación continua, o se rebelará contra su madre y el sistema familiar en general, porque recibirá sus normas y valores como una imposición en vez de como una elección.
Hay otras madres que no depositan ninguna expectativa sobre sus hijos. Viven las inquietudes adolescentes y la transición hacia la adultez como si fuera algo definitivo. Creen que sus hijos van a estar el resto de su vida cerrados en su habitación, delante del ordenador, con el grupo de amigos y pensando sólo en divertirse. Les cuelgan etiquetas que con el tiempo, los chicos se acaban creyendo y, probablemente se acaben cumpliendo.
Por mi trabajo con familias y personas en riesgo de exclusión social, sé que tener un buen referente con valores positivos y que crea en las posibilidades de los hijos, es la llave del éxito personal y profesional del futuro adulto.Susanna Solé- Coach y mediadora familiar 
www.susannasole.com
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Twitter: @susanna_coach

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