Fuente: http://www.redseca.cl/
Con la muerte de Suárez, España canta unida un mismo himno: el himno del consenso. El 14 y 15 de marzo asistía al II Congreso de Organizaciones Democráticas, organizado por el COD Salamanca, llevado a cabo en esta ciudad. El primer día de este evento estuvo enfocado a entablar un debate académico con docentes del ámbito de la ciencia política la sociología o el derecho, mientras que el segundo contó con la presencia de políticos españoles de partidos mayoritarios y minoritarios que aportaron una visión más partidista del asunto. La conclusión fue: hay muchas cosas que reformar, las fórmulas de regeneración democrática están ahí para ser usadas y, lo que falta, es alguien que las quiera aplicar, un reformista al estilo de Solón. Aquí es donde entra en juego la figura de Adolfo Suárez como figura representativa -que no ideal ni perfecta- del pacto, del consenso, de la democracia en esencial.
De aquel ambiente de reflexión extraje otra conclusión: la democracia no debe excluir a las minorías, ya que la verdadera política democrática es aquella que se lleva a cabo contando con la parte opuesta, pactando, siendo inclusivos. Sin embargo, y esto es lo que quiero criticar con este texto, existe una corriente de opinión que critica, casi sistemáticamente, el pacto entre las dos grandes fuerzas políticas –muchos de ellos, paradójicamente, hoy halaban a Suárez como figura de consenso en la Transición española, una ‘transición pactada’ (esto tiene connotaciones positivas y negativas).
Resulta paradójico escuchar tantísimos halagos a la figura del ex presidente Adolfo Suárez cuando “PPSOE” es el nombre que reciben, de manera despectiva, los dos grandes Partidos políticos del país. Se desprecia la posibilidad de que existan aproximaciones entre ellos, que se consensúe y que se lleguen a puntos intermedios a la par que se alentar la figura de otros, como la de Suárez, ahora, por hacer exactamente lo mismo. Se pide, que haya grandes pactos de Estadocomo los de antes pero, sin embargo, se penaliza a PP y PSOE porque “la misma mierda son”.
Es comprensible que se denuncien los pactos con vacantilidad y alevosía llevados a cabo por el PSOE y el PP para la reforma del artículo 135 de la Constitución Española –yo también la critico. Es totalmente comprensible y legítimo que cree molestia y revuelo, sobre todo, por las formas en las que se llevó a cabo. No obstante, es también peligroso que se le de relevancia a un discurso cuyo objetivo es el de descalificar, de manera sistemática, la posibilidad de pactar con el opuesto. Es peligroso porque ésta es, justamente, la esencia de la política democrática. Por tanto, el rechazo del pacto con el opuesto, en política, está, en mi opinión, directamente relacionado con la dictadura de las mayorías – principio de dudoso respeto democrático. Para el que o la que no esté de acuerdo, le invito evaluar si cree que es de justicia democrática el gobierno apisonadora, amparado en una mayoría absoluta, que, por ejemplo, estamos viendo bajo los mandos de Mariano Rajoy. ¿Es eso democracia?
Es cierto que el sistema que hemos construido durante los años de la reanudación de la democracia en España a partir del 1978 permite llevar a cabo decisiones a partir de mayorías. No obstante, esto no significa que la decisión tomada por una mayoría que, por supuesto, es más fuerte que la minoría, haya de implicar la poralización de posturas, una humillación de las minorías. Es decir, que un Partido político tenga la mayoría no puede implicar que el Gobierno tengo en cuenta, sólo, las necesidades o reclamaciones de dicha mayoría. Si es así, no es democracia.
Por tanto, desde este espacio privilegiado de comunicación de mis ideas, quiero mandar la siguiente reflexión: si se considera a Suárez como un grande de la política española, si se le identifica como artífice o impulsor de la transición hacia la democracia no fue porque configurase el régimen que él o sus allegados deseaban, sino porque fue el que, dentro de sus esquemas políticos, más supo acercarse al“término medio”, ese tan famoso término acuñado de Aristóteles.
Fuente: ABC
“No solo no soy comunista sino que rechazo firmemente su ideología (…) pero sí soy demócrata, sinceramente demócrata.” (Adolfo Suárez)
Un artículo de Fernando Ntutumu Sanchis previamente publicado en Diario VLC News
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