Cuba, esta isla en medio del mar que ha batallado por décadas contra el más poderoso imperio que haya existido jamás, se alimenta del valor de sus hijos que, vestidos de mil colores, respetan su bandera.
Un amigo me dijo hace poco que no diera más cordel a esta cometa “made in USA”, amparada en la delincuencia, el mercenarismo y la más elemental indecencia.
Trataré de hacerle caso. Esta vez no mencionaré su nombre, no hace falta, saben de quién se trata, así que no pondré a prueba la inteligencia de ustedes.
Quizás sepan también la más reciente de sus aberraciones. Justo cuando cientos de cubanos salen del país a “jugarse la vida” protegiendo la de millones amenazados por la #Covid19, casi sin salida, decide subastar la bandera profanada.
La historia se encarga de poner a cada cual en su lugar, más temprano que tarde.
Algún día le contaremos a nuestros hijos que tras décadas de películas y propaganda, a la hora de la verdad, cuando la humanidad necesitó ayuda en un momento en que las grandes potencias se escondieron, empezaron a llegar médicos cubanos sn pedir nada a cambio.
Lo dijo Rafael Correa en twitter, y tiene toda la razón. De nuestros médicos se hablará mucho y por años. Del “artista innombrable” tal vez algunos pocos recuerden que se atrevió a subastar la Patria.
Ojalá los mismos que tanto lo apoyaron y hasta celebraron con él, lo aconsejen a tiempo.