Una de las cosas nuevas que he hecho en Japón es hacer rock climbing. Creo que lo había hecho una vez en mi vida, en una excursión cuando hacia secundaria, o sea... hace 14 años.
Aquí creo que fue el tío Chiqui que me comentó un día de ir por que no se quien hacia y así que me apunte a probar, luego se apuntó Oskar y así hemos ido y viniendo unos cuantos.
La verdad que es un deporte que a mi al principio me parecía mas de fuerza que de técnica, pero iba muy equivocado. Al principio intentaba subir las paredes a lo bruto, a base de fuerza, y claro a la que haces dos subidas no puedes mas.
Luego empezamos a aprender un poco de técnica, que si coloca los pies así, que si tuercete de aquella manera y mil cosas mas que ayudan a que las subidas sean mas fáciles y poco a poco intentar rutas mas complicadas y/o mas largas.
Aún queda mucho para poder parecerme a esas chiquitas delgaditas que se mueven por las paredes mas inclinadas que verticales como si aquello no costase nada, pero la verdad que desde el primer día e aprendido un poquillo y es un deporte que ánimo a probar.
Aunque eso si, de lo mejorcito de ir a hacer rock climbing es tomarse la cervecita fresquita con los colegas que te acompañan. No tiene precio.