Revista Cine

Sucedió (de milagro) una noche

Publicado el 15 septiembre 2013 por Elgranleblogski @elgranleblogski
Frank Capra con Claudette Colbert y Clark Gable
Teniendo en cuenta las circunstancias de la pre-producción y del rodaje, que el film dirigido por Frank Capra se convirtiera en la primera película en ganar los cinco Oscars más importantes (película, dirección, guión, mejor actor principal, mejor actriz principal) puede considerarse casi un milagro. Pero si había alguien especializado en obrar milagros cinematográficos, ese era Capra.
Claudette Colbert, que aceptó interpretar a Ellie Andrews casi a regañadientes después de que Miriam Hopkins, Constance Bennett y Myrna Loy lo rechazaran, estaba tan segura de que la estatuilla acabaría en manos de Bette Davis por 'Of Human Bondage' que ni se molestó en acudir a la ceremonia celebrada en el Hotel Biltmore. Muy al estilo de su personaje en 'It Happened One Night', fue llevada urgentemente al Biltmore desde la estación de tren en la que se encontraba.
Ya durante el rodaje, la pequeña Claudette había puesto a prueba varias veces la paciencia de San Frank Capra, negándose a quitarse la ropa delante de las cámaras cuando llegó el momento de hacerlo (gracias a ello Capra ideó las famosas 'murallas de Jericó') y poniendo pegas a todo lo imaginable. En la escena del auto-stop también se negó a enseñar la pierna y cuando Capra utilizó una doble para tal menester, tampoco le pareció bien. "'¡Eh!, ¡esa no es mi pierna!" parece ser que dijo cuando vio la película acabada. Muy perspicaz, querida Claudette.
Clark Gable tampoco lo puso fácil. Columbia Pictures, comandado por Harry Cohn, era uno de los estudios más pobres y con menos éxito comercial de Hollywood. Tal era su status en la industria cinematográfica, que los "grandes" prestaban a Cohn sus mejores estrellas cuando querían castigarlas por algún motivo. En el caso de Gable, su comportamiento de enfant terrible causó que la MGM le cediera gustosamente para que se le bajaran un poco los humos. Lo primero que dijo el amigo Clark al llegar al plató fue "acabemos con esto ya". 
Capra, que fue elegido presidente de la Academia en 1935, debería haber creado para él mismo un Oscar especial al director más paciente y perseverante de la industria.

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