Sucker Punch: delirio y fascinación, irrealidad y magnetismo

¿ Qué ocurre cuando el director más innovador visualmente de la actualidad tiene la oportunidad de desarrollar un proyecto surgido de los lugares más reconditos de su propia imaginación ?
Esta pregunta repiqueteaba una y otra vez en mi mente desde que ví el primer trailer de Sucker Punch. Y, tras ver el film, debo explicitar varias consideraciones que convierten esta reflexión en una valoración que no se puede categorizar como positiva o negativa. Creo que la peculiaridad de esta película es tan alta que resulta imposible comentarla según los cánones habituales. Zack Snyder nos propone una aventura rompedora e innovadora y exige que el espectador entre en el juego que propone teniendo siempre en cuenta que lo que ha visto es más parecido a una paranoia mental que a una historia fílmica propiamente dicha.
Snyder vuelve a crear un mundo con Sucker Punch. Su puesta en escena sigue siendo arrebatadora, contundente, maravillosa por instantes. Pero, al mismo tiempo, el director y guionista se centra deliberadamente en el impacto visual y te da muy pocas oportunidades para que te enganches a una propuesta que, si no te pilla desde el inicio, es difícil que pueda conseguirlo más adelante. Si no entras en su juego, si no aceptas sus reglas, Sucker Punch puede ser catalogada como un bodrio exagerado y desfasado. Pero si decides aceptar la invitación para entrar en un mundo fantasioso e irreal, probablemente el film consiga seducirte.
La propuesta argumental es básica y sencilla. Todo está al servicio de la puesta en escena, opresiva al inicio, y que progresivamente va abriendo el ángulo hasta llegar a inundarlo todo. Snyder ha tenido la posibilidad de sacar adelante un capricho, una apuesta personal que es el resultado de la fusión de multitud de géneros tan heterogéneos entre ellos que resulta hasta increible que haya podido cuadrarlos para conseguir un único film. Y aquí es donde reside el mayor éxito de Sucker Punch. Snyder ha demostrado que visualmente es un genio, un superdotado de la técnica cinematográfica. Es capaz de crear set pieces arrebatadoras y, en esta cinta, propone subir un escalón más desde el inicio, cuando diseña una escena inicial donde, casi sin diálogo, consigue transmitirte las terribles emociones por las que debe pasar Baby Doll (Emily Browning) en su calvario personal tras la muerte de su madre.
El miedo, el pánico, y el temor se palpan y trascienden la pantalla de una forma brutal. Y cuando llegamos al sanatorio Lennox, la progresión continúa y se acentúa incluso más.
Pero todo esfuerzo conlleva contraprestaciones. El tránsito de Baby Doll a la dimensión de la imaginación queda sin explicación y la magnificencia de las escenas que suceden en ese plano etéreo se resienten un poco de esta falta de justificación previa. Sin embargo, es tan grande lo que se nos presenta que uno puede dejarse llevar por la fuerza de las imágenes y olvidarse de otras consideraciones. En este caso, estaríamos ante la actitud que Snyder esperaba recibir de nosotros. Con esta cinta, el director asume el papel de manipulador nato, presupone que vamos a aceptar sus reglas sin remisión y eso es esperar demasiado, incluso para un realizador de su incuestionable valía.
Tras haber conseguido una cohesión impresionante entre guión y representación en Watchmen, con Sucker Punch ha buscado impactar sólo desde la faceta de la puesta en escena. Consciente que, como guionista está a años luz de Frank Miller y Alan Moore, ha optado por seguir un plan en el que se centra en los aspectos que mejor lleva. Y ha tenido el respaldo de un gran estudio como Warner Brothers para ello.
Por tanto, soy de la opinión que esta película está por debajo de 300 y Watchmen en cuanto a la valoración de conjunto pero reconozco que Snyder ha progresado, aún más, en su faceta de maestro del poder visual en el cine.
Cuando se habla de su idoneidad para la próxima película de Superman y oigo opiniones negativas reacciono mal, lo reconozco. Y lo hago porque poner a Sucker Punch como ejemplo de lo que puede ofrecer es ridículo e injusto.
Snyder ha sido escogido por su capacidad para dar vida a una historia y, cuando dispone de guiones bien trabajados, su trabajo está siempre a la altura. Como en el caso de Superman va a tener un guión escrito por el solvente David Goyer sobre un un argumento creado por él mismo y Christopher Nolan, creo que podemos estar tranquilos sobre el material de base. Es imposible, en el cine de superhéroes, disponer de un mejor equipo creativo. A partir de aquí, el trabajo que pueda hacer Snyder sólo redundará en beneficio del film y creo que, si todas las piezas encajan como deben, podemos estar ante la mejor adaptación de las aventuras del mítico last son of Krypton. Pero, ya habrá tiempo para hablar largo y tendido sobre ello.
Si alguien me pregunta por Sucker Punch, con la intención de ir a verla, siempre le haré la misma pregunta... ¿vas a dejarte llevar por muy inverosímil que pueda parecerte lo que verás?.... en la respuesta hallarán la decisión de visionarla o dejarla pasar.
P.S. Una vez más, volví a quedar impresionado con el trabajo del actor nacido en Guatemala, Oscar Isaac. En él tenemos a un intérprete muy intenso, que está ofreciendo buenos trabajos y que tiene una senda de futuro muy prometedora.