A veces el desconocimiento de ciertos materiales y revestimientos nos priva de disfrutar de una imagen específica que queremos para nuestro hogar. Pensar que la baldosa es un acabado más duradero o limpio que el suelo laminado, es un error.
Por los materiales que lo componen, el suelo laminado es altamente resistente a arañazos, golpes, manchas, etc., soporta perfectamente el trajín de una cocina con mucha actividad (no en vano se utiliza en hostelería) y además se puede limpiar con agua como otras superficies que conocemos, lo que lo hace una fantástica alternativa a la madera, si se tiene miedo a que esta requiera muchos cuidados (que bien tratada y para una vivienda privada tampoco estaría mal elegida) y por supuesto es una alternativa mucho más cálida y acogedora a las frías baldosas.
En este pequeño estudio de 41 m² han utilizado el suelo laminado en la cocina (con acabado diseño roble), dando así más continuidad al pasillo de tarima y al salón de parquet (si, es un poco un ‘ramillete’ de flores :) pero el resultado es bueno, porque los tonos son muy parecidos).
En la cocina, la combinación de los muebles y las sillas blancas con la mesa en madera natural y el suelo laminado color roble hacen de la cocina un espacio cálido y hogareño donde apetece estar. ¿Lo elegiríais vosotros? ¡feliz jueves!
Vía: Erik Olsson