Revista Religión

Suelo ni más ni menos, pero camino del cielo

Por Joseantoniobenito

SUELO NI MÁS NI MENOS, PERO CAMINO DEL CIELO

SUELO NI MÁS NI MENOS, PERO CAMINO DEL CIELO

SUELO NI MÁS NI MENOS, PERO CAMINO DEL CIELO

Conversatorio con G. Contini y C. Gatti en la Semana UCSS 2011

Las palabras del discurso de Benedicto XVI en la Basílica de San Lorenzo de El Escorial, el Viernes 19 de agosto de 2011, en el Encuentro con los jóvenes profesores universitarios están siendo la clave de nuestra Semana UCSS 2011 y en concreto el conversatorio mantenido con Giuliana Contini y Carlos Gatti, moderado por Manuel Vejarano. Comienzo por releerlas y saborearlas de nuevo:

Al estar entre vosotros, me vienen a la mente mis primeros pasos como profesor en la Universidad de Bonn. Cuando todavía se apreciaban las heridas de la guerra y eran muchas las carencias materiales, todo lo suplía la ilusión por una actividad apasionante, el trato con colegas de las diversas disciplinas y el deseo de responder a las inquietudes últimas y fundamentales de los alumnos.

Debo decir que el mero hecho de realzar, poner en el candelero este hermoso texto que pudo pasarme inadvertido me ha resultado altamente motivador. Invité a mis alumnos y acudí con agrado; más todavía, al saber que iba a escuchar como ponentes dos humanistas de categoría que tienen la virtud de aproximarnos a los clásicos.

A pesar del poco tiempo disponible, quiero dejar mi comentario agradecido a sus palabras. Destaco de Carlos Gatti su presencia de maestro feliz, realizado, que goza en comunicar todo lo que el Señor le ha dado, para trascender y que otros trasciendan, “tejiendo el hilo que nos dan” (A. Machado), buscando siempre lo que más, lo mejor, desde la realidad, desde el “suelo,”  Porque en el suelo los pies hincados, en el torso la testa firme, y allá, el socaire de la frente, la idea pura y en la idea pura el mañana, la llave - mañana- de lo eterno. Suelo. Ni más ni menos. Y que te baste con eso.

De Giuliana Contini me quedo con su indesmayable energía para arrastrar (con doble “rr”) la realidad (con “r”) hacia un ideal de belleza y bondad. La dignidad del hombre en la historia es tocar la realidad para llevarla al ideal como bellamente inmortalizó Miguel Ángel en la Capilla Sixtina al representar a Adán con un dedo a un milímetro de Dios Creador. La vida se vuelve perfecta a través de tantos actos imperfectos si la tensión del hombre la orienta hacia la verdad, el bien y la belleza (L.Guissani). Educar es como talar un bosque para una caja de fósforos con la ilusión de que al menos uno prenda. Y todo en un clima de libertad, exigencia, buscando siempre la excelencia, dejándose acompañar, en comunión.

¡Qué formidable espectáculo por su sencillez, por su hondura, por su espíritu de familia! ¡Qué bien poder dialogar de lo nuestro, de lo eterno en lo cotidiano, de lo mío que es lo del otro! Rescato dos frases del diálogo: Debemos dar lo mejor para descubrir lo mejor en el otro. A pesar de las dificultades (como la “burocracia”, la rutina…), sí se puede. “Lo podemos hacer cuando uno se ha dejado mirar por Cristo y se sabe parte del movimiento que acerca la mirada de Cristo a los hombres”. Gracias, no quiero malograrlo con más comentario. Mejor que quedo con los villancicos cantados por nuestro coro.  

 


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