Revista Infancia

Suelo sensorial, ¡sentimos con los pies!

Por Eecdi
La experimentación y exploración sensorial es uno de los pilares para la estimulación en la infancia, además de una fuente de placer, existiendo mil y un recursos para ello en nuestro entorno. Botellas sensoriales, rincones, materiales, todo para tocar y manipular con las manos. Pero... ¿y los pies? ¿Por qué no organizar sesiones para sentir y tocar con los pies?Esta es la propuesta que hoy les traigo: crear una zona (flexible y no fija) para sentir con los pies, a modo de suelo sensorial.
Suelo sensorial, ¡sentimos con los pies!
Cómo organizar un suelo sensorial
Es muy fácil. Lo primero que hemos de hacer es seleccionar materiales que puedan generar sensaciones atractivas a su tacto con la planta de los pies. Por ejemplo:
- colchonetas blandas- colchonetas duras- mantas de franela- papel de burbujas- césped artificial- arena- telas con texturas táctiles (colocadas encima de colchonetas o alfombrillas)- esterillas- colchonetas de corcho (piscina)- moqueta- ...
La idea es hacernos con una extensión más bien grande de cada material, mínimo 1 metro cuadrado, para que los pequeños puedan desplazarse y disfrutar  bien de la sensación, ya sea de forma guiada o libre.
¿Y cómo colocarlos? 
Hay muchísimas maneras:
- a modo de tiras verticales una a la lado de la otra, de manera que en una superficie puedan experimentar diferentes suelos y sensaciones.
- una después de la otra, como si fuera un caminito sensorial para los pies que va de un lado al otro de la sala.
- las zonas separadas por la sala.
Lo ideal es que el niño se desplace totalmente descalzo por la zona (¡qué alegría quitarse los zapatos al llegar al cole!), por eso evitaremos superficies muy frías o muy calientes, así como que estén muy desperdigados los suelos sensoriales en el espacio para facilitar el tránsito libre de los niños de una a otra. Cuanto más cerca, más pueden comparar los niños lo que sienten a través de sus pies.Además, podemos organizar sesiones empleando solo un material, o dos, y progresivamente ir añadiendo otros. O que ese espacio aparezca y desaparezca de la sala por sorpresa y no sea fijo... hay muchas posibilidades.
Durante las sesiones podemos preguntar qué sienten, qué les gusta más, qué menos, qué notan en los pies, qué perciben. La única aclaración que tenemos que hacerles es que solo vamos a sentir con los pies, aunque en algún momento se puede permitir usar las manos, lo fundamental son nuestras extremidades inferiores.
¿Pones en práctica esta idea?

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