Hoy cambiamos de tercio, del minipiso de ayer con detalles funcionales para aprovechar bien el espacio, a un superático de 120 m² donde lo importante es la amplitud, la iluminación y los acabados.
Para empezar y destacar sobre todos los elementos, me quedo con el espectacular suelo de roble macizo lacado en un color claro, los detalles de mármol en la encimera de la cocina y el revestimiento bajo las baldas superiores y las ventanas abuhardilladas en todas las habitaciones, que proporcionan mucha luz natural aumentando la amplitud todavía más si cabe.
Como veis, aunque es un ático de bastantes metros cuadrados, el espacio de movimientos es lo más importante y ni la planta se ha dividido en multitud de habitaciones (sólo hay dos dormitorios), ni hay exceso de pasillo, ni tampoco el mobiliario lo ocupa todo.
Es otra forma de vivir, una forma en la que se da importancia al espacio y el disfrute de este, por encima de una decoración recargada y superflua. En conjunto estamos antes una gran vivienda ¿no creéis? ¡feliz martes! y suerte con lo que dejen los Reyes esta noche bajo el árbol, ojalá un pisazo como este ¿no? ;).
Vía: Bjurfors