El gato se dirigió sigilosamente y sin miedo hacia la luz resplandeciente que salía de la ventana! Atrás dejó la oscuridad de la noche fría de luna nueva, para dirigirse hacia la calidez que le brindaba esa melodiosa música, en ese espacio de colores pastel, donde presentía que ella estaba. Entró por la ventana abierta. Andaba despacio y sus acolchadas patas apenas hacían ruido por la mullida alfombra de color crudo. Con sus ojos brillantes bien abiertos y su palpitante corazón, andó hacia donde ella estaba reclinada, distraída y ensimismada con sus amadas niñas en brazos, susurrando una bella canción de amor…
Había pasado mucho tiempo hasta llegar a ese mágico momento que ambos desde siempre habían soñado. Quizás había de llegar una Navidad para que el ya inevitable encuentro de sus Almas y de sus miradas tuviera lugar, con todo su esplendor y su magia! Pero la vida, con su imparable paso del tiempo, no se hizo esperar…
Cuando llegó a su vera, apenas iluminada por ese farolillo de color ocre que iluminaba la habitación, el gato se detuvo y, acercándose a los pies de ella, restregó dulcemente con su fino pelo el pie de su amada. Ella, distraida como estaba, notó la casi imperceptible suavidad de su pelaje. Bajó la vista y, con sorpresa, vio al gato acariciándose entre sus pies descalzos y emitiendo un sutil maullido de bienestar! El tiempo, la ténue voz de la cantante de jazz que sonaba y su corazón inquieto, parecían haberse detenido en ese preciso instante! Tanto tiempo habían esperado ambos ese momento, durante sus largas noches en vela, en sus silencios compartidos en la distancia…
Y ella estiró su brazo y con su suaves dedos acarició el cuello del gato que, subitamente, se sintió amado como nunca se había sentido antes en su vida. Y miró hacia arriba, donde vió el brillo de la mirada sincera de ella invitándole a subir a su regazo. Tantas veces había soñado ese momento… y ahí estaba! Y con un ágil salto llegó al cálido regazo de su amada, miró en silencio sus ojos y en ellos vio esperanza… y se acurrucó amorosamente entre sus brazos, junto a las niñas que dormían con una leve sonrisa en los labios. Ella le acarició tiernamente el cuello y sintió internamente el ronroneo de felicidad que el gato le regaló! Y ambos cerraron sus ojos para poder eternizar ese momento tantas veces antes soñado… y, en ese preciso y precioso instante, su bello sueño se convirtió en realidad!
El tiempo se detuvo de golpe, la ténue luz desapareció y la música de jazz dejó de sonar… mientras el latido amoroso de sus corazones se acompasaba en silencio y una luz radiante inhundó la habitación… Y es que la Navidad, por fin, había traído a sus vidas todo lo necesario para compartir su amor y su felicidad, aunque fuera solo en ese único, irrepetible y mágico instante! Y ambos descubrieron, entonces, que la vida tiene regalos escondidos que traen momentos de felicidad y que invitan a ser compartidos con amor en una noche cualquiera… o en una Noche Buena como aquella, que presagiaba la llegada del más feliz día de Navidad!
Y, con una sonrisa en mis labios, me desperté…
… No sé el rato que había pasado plácidamente dormido, mientras disfrutaba de ese hermoso sueño de Navidad. Miré a mi alrededor, dándome cuenta de que estaba en mi asiento de un avión que volaba hacia el Norte, allí donde nace el arco-iris y está hoy mi amor, mi felicidad… y mi Navidad!
Y, sorprendido, pensé ¿dónde empieza el sueño y dónde, la realidad? ¿Es posible que sea el sueño de un sueño… o que sea un simple sueño de un sueño compartido, que algún día se hará realidad? ¿O es tan solo un sueño de Navidad… y la Navidad es algo que debe durar toda la vida?
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