Me encontraba en el lugar donde se habían forjado mis sueños, lo que soy y no soy ahora.
Veía un recoveco estrecho y profundo, cuya visión en la infancia tanto había alimentado mi deseo de explorar, ahora materializado en la lectura y la filosofía. Veía los residuos de papel con los que en aquel tiempo nos dedicábamos a fabricar pelotas y porterías, y comprendí mi afición por lo deportivo.
Todavía eran visibles las marcas de tiza que habían quedado de aquellos juegos que nos transportaban a un tiempo más próximo al de los muertos.
Comprendí entonces que nunca había salido de aquel lugar.
Sueño del 15 de octubre