Tardes de verano aderezadas con aromas a sal y risas de niños. La
familia se reúne en al patio de la casa albeada, inundada con olores a
café y bizcocho recién hecho. El perro se adormece en los pies de la
abuela que peina con delicadeza el pelo de su nieta más preciada. Al
fondo, en la habitación de María, suena un bolero que acompaña a las
gaviotas en su vuelo de regreso a casa. El sol se despide por el
horizonte y como una escena recreada, los besos de una madre suenan en
la mejilla de una hija que vuelve al hogar.
Llega la noche y por fin concilio el sueño entre recuerdos infantiles bañados por un mar azul.
Mañana será otro día, pero los presentes del pasado siempre permanecerán.
Texto: Gloria de la Soledad López Perera