Su decoración sencilla y a la vez acogedora emplea elementos antiguos que han sido restaurados en su gran mayoría: puertas de madera pintadas a mano, barandillas talladas, armarios y demás mobiliario. Sin duda, lo que más impresiona es la arquitectura del edificio, un antiguo palacio marroquí que conserva el atractivo de lo árabe: un gran patio, mosaicos, escayolas y maderas pintadas.
Desde su azotea tenemos una vista panorámica de toda la ciudad, mientras escuchamos la llamada al rezo desde los minaretes de la Medina. No hace falta deciros que os recomiendo enormemente este Riad si tenéis pensada una escapada a Fez.









