SUEÑOS DE HIDALGO
Caminamos al borde de un abismo en el que nada señala el límite entre la realidad y el sueño. ¿En qué lado reside la cordura? ¿Es acaso soñar una locura? Si es así, ¿quién no está loco? ¿No sería la vida una aventura?
Yo era tan solo un hidalgo, un simple Alonso Quijano, que quiso vivir las gestas guardadas en los estantes de mi amada biblioteca. Soñé con ser caballero, no por encontrar la gloria sino por la honra de recuperar aquellas viejas memorias. ¿Quién no ha perseguido un sueño?
Cabalgué por los caminos que antaño habían marcado el honor de mis antepasados; un honor que los tiempos han borrado y al que nadie le otorga ya valor.
No hallé premio a mis desvelos, y sí la burla y el desprecio. Luché sin rendirme mas fui en la batalla vencido, o de eso me convencí, poco antes de morir.
Mas ser quien soy era mi sino y, al cincelar mi destino, no fui solo un caballero, sino que me convertí en un sueño.