Revista Filosofía

Sueños de julio

Por David Porcel

El tiempo no se agrupaba en horas, y apenas había paredes que colgasen calendarios. De hecho, no había agrupamientos. De ningún tipo. Y un extenso pasillo acogía laboratorios, trascriptores, bibliotecas y jardines, más allá de los cuales se adivinaban ciudades de adultos ajenas a cualquier forma de verdad.

Debía ocupar un puesto relevante, pues los alumnos acudían a mí a enseñarme sus resultados o a preguntarme cuestiones de logística. De pronto, me sentí parte de aquello.

Sueños de julio

Sueño de la Noche del 22 de Julio


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