Los sueños no son arbitrarios. Suelen “hablar” de preocupaciones, ideas, recuerdos, pensamientos y vivencias que experimentamos a lo largo del día.
El embarazo y la maternidad son vivencias diferentes para cada mujer, donde se mezcla personalidad, la historia de cada una, el momento actual o el lugar que ocupa el bebé que está en camino… Es una etapa de crisis vital que nos moviliza por dentro y por fuera, una etapa regresiva en la que surgen recuerdos del pasado y por tanto es frecuente que despierte miedo e incertidumbre.
Además, durante el embarazo, es frecuente experimentar un efecto de mayor transparencia o sensibilidad psíquica donde los sentimientos y conflictos surgen con más facilidad.
La mezcla de todos estos factores puede aparecer en los sueños, a veces en forma de pesadillas, expresando la ansiedad, las expectativas o los conflictos respecto a la llegada del bebé o la nueva situación que está por cambiar. Que esto ocurra es frecuente y normal, y en medio de todo el torbellino de cambios los sueños son una una forma habitual y beneficiosa para afrontar las preocupaciones y los miedos.
Compartir los sueños con personas de confianza también puede ayudar a disminuir los temores, incluso cuando parezca que los sueños no tienen sentido.
Es importante contar con personas cercanas y de confianza : la pareja, la familia o los amigos… Si prestamos atención a estos temores podemos llegar a entender el origen o el motivo del malestar, o bien animarnos a pedir ayuda si notamos que aumenta el miedo y la ansiedad.
Los sueños no tienen por qué implicar ningún problema pero si el conflicto durante el embarazo es muy intenso es recomendable buscar ayuda especializada que pueda atender el estado emocional de la madre durante este período vital para su salud y la del bebé.