¿Sufres lapsos de memoria en algunas ocasiones?
¿Olvidas justo lo que estabas a punto de decir o te olvidas muy a menudo de donde dejaste las llaves por última vez?
La falta de claridad mental puede resultar irritante y francamente debilitadora. Es una sensación, que a veces sin ser plenamente conscientes de ello, padecen muchas personas, especialmente también las mujeres durante el proceso menopáusico. La salud mental es una parte muy importante de nuestra forma de ser ya que el pensamiento y los sentimientos a cargo de nuestras emociones, son parte fundamental de lo que nos hace sentir felices, realizados y a gusto con nuestras vidas.
Del mismo modo, un cerebro fuertemente golpeado por altos niveles de estrés causará que todo nuestro sistema sufra de un modo u otro la acción de los radicales libres y los daños que estos provocan en los neurotransmisores, causándonos perdidas de atención, tiempos de reacción más lentos, pérdida de memoria y, en última instancia, Alzheimer.
A través de diferentes y sencillas medidas podemos mejorar nuestra claridad mental y evitar que se nos nuble la memoria o que perdamos facultades psicológicas demasiado pronto.
1. Toma consciencia de lo importante que es un mejor funcionamiento de nuestro cerebro. La mejora del funcionamiento de nuestro cerebro mejorará nuestra memoria así como la claridad de nuestro pensamiento, ayudándonos a manejar y expresar mejor nuestras emociones, a su vez que toda nuestra salud en términos generales. Además, un buen funcionamiento cerebral ayuda a que mantengamos nuestras relaciones personales de la mejor forma posible, puesto que seremos capaces de pensar y sentir de forma clara.
El mejor funcionamiento de nuestras facultades también viene de la mano de la reducción de los niveles de estrés a los que hacemos frente. El estrés es el peor enemigo de nuestras células cerebrales. Cuando estamos nerviosos, tensos, ansiosos, estresados o terriblemente tristes, nuestro cerebro afronta el ataque de un buen puñado de agentes químicos y de hormonas como el cortisol, lo cual inhibe nuestras capacidades mentales, y nubla nuestra pensamiento y nuestra memoria.
2. Toma alimentos ricos en selenio. El selenio es un oligoelemento con un papel esencial para el buen funcionamiento de nuestra salud mental, particularmente como antioxidante. Los estudios han averiguado que cuanto más bajos son nuestros niveles de selenio, más baja es nuestra capacidad memorística, peores son nuestros estados de humor así como nuestras funciones cognitivas, mientras que aumentar el selenio significa mejorar nuestro sentido del humor, nuestros niveles de energía y nuestra claridad mental. Para notar sus efectos debemos ingerir al menos 55 microgramos por día.
Por hacernos una idea, una sola rebanada de pan integral ya cuenta con 10 mg. Si a esta le añadimos una lata de atún, ya habremos prácticamente alcanzado la dosis diaria selenio que necesitamos.
3. Prueba suplementos y vitaminas que protegen tú cerebro, como la Q10.
La Co-Enzima Q 10 es una antioxidante reductora del daño de los radicales libres. Con la edad, los daños de los radicales libres se acumulan en nuestros tejidos, haciéndonos más susceptible a sufrid enfermedades relacionadas con la edad. El envejecimiento está también relacionado con el descenso de los niveles de Q 10, fuera y dentro de las mitocondrias, lo cual afecta a la protección anti radicales libres. Es una sustancia similar a una vitamina. Se encuentra en cada célula del cuerpo, y las células la usan para producir energía que nuestro cuerpo necesita para el crecimiento y el mantenimiento de nuestras células. También funcionan como antioxidante, el cual protege a nuestro cuerpo del daño causado por moléculas dañinas. Las mejores variedades vienen en capsulas de gelatinas solubles, cuyos estudios demuestran más biodisponibles que otro tipo de preparados. Recientes estudios muestran que la suplementación oral con Q 10 con entre 100 y 300 mg al día nos protege de enfermedades neurodegenerativas.
4. Evita la comida rápida, la bollería industrial, los transgénicos y las grasas saturadas.
Así como hay alimentos y suplementos para nuestro cerebro, hay también alimentos que son un detrimento para nuestro cerebro, y que por lo tanto es mejor evitar salvo en contadas ocasiones especiales. Estas comidas incluyen las carnes precocinadas con altos índices de grasas, galletas y dulces pertenecientes a la bollería industrial por sus altos niveles de transgénicos y grasas saturadas, así como la mantequilla. Asimismo, las dietas ricas en azúcar tampoco son buenas para nuestras capacidades mentales. Los estudios muestras que demasiado azúcar disminuyen el factor neurotrófico de nuestro cerebro encargado del desarrollo de los tejidos cerebrales, y los bajos niveles de este factor están estrechamente relacionados con la depresión y la esquizofrenia