La tendinitis es una afectación del tendón (fibra que une el músculo con el hueso) que lo inflama, irrita e hincha llegando a degenerarlo en muchos casos.
Las causas de la tendinitis son muy variadas: pueden ir desde la sobrecarga a una lesión de diferente origen pasando por la pérdida de elasticidad propia de la edad. También hay enfermedades que lo pueden ocasionar como efecto secundario, como la artritis reumatoide.
Aunque la tendinitis puede afectar cualquier tendón de nuestro cuerpo lo más habitual es que se de en el codo, el talón, el hombro y la muñeca. Sus síntomas giran especialmente en torno al dolor que empeora por la noche o con el movimiento de cualquier tipo.
El diagnóstico de una tendinitis lo lleva a cabo un médico especialista mediante un examen físico en el que busca signos de dolor al usar el músculo asociado con el tendón. Muchas veces la tendinitis es obvia porque el tendón se inflama y la piel está caliente y enrojecida. Una vez asegurada la tendinitis el tratamiento a aplicar se basa en el alivio del dolor y la disminución de la inflamación. El reposo, la inmovilización y los antiinflamatorios no esteroides ayudan al control del dolor y a la posterior recuperación, igual que las inyecciones de esteroides en la vaina del tendón.
Hay que tener en cuenta que cuando disminuye el dolor puede empezarse la fisioterapia, esencial para restaurar el funcionamiento normal del tendón. Si una tendinitis no se soluciona a tiempo puede derivar en la rotura del tendón, lo que es una complicación mucho más grave.