Revista Sociedad
A los hombres se les enseña a disculparse por su debilidad, a las mujeres por su fortaleza (Lois Wyse)Halloween. Fiesta de origen celta (una de las celebraciones más antiguas del mundo) que marca la línea entre el otoño y el invierno, entre la abundancia y la carencia, entre la vida y la muerte. Desde tiempos remotos este último día de octubre se pensó que los muertos podían volver a la vida. Los inmigrantes la llevaron a Estados Unidos, país que popularizó este evento en el resto del globo.¿El disfraz más terrorífico que se me ocurre este año? El de MACHISTA DE DERECHAS (¡¡¡aaaaaaaaaaaaah!!!). Ese hombre convencido de que su férrea moral –en el fondo una de las almas que más se tambalean de entre los seres vivos- le llevará al cielo. Un cielo que se imaginan, miembro en mano en la intimidad del baño de su ayuntamiento o de su estudio de televisión, lleno de ministras jovencitas –y guarras, porque les encantan las guarras, porque con solo mencionar ese adjetivo se les pone dura- que demuestran que su trayectoria académica y política en el fondo les importa una mierda, porque ellas han venido a este mundo para hacerles una felación, porque en el fondo lo están deseando, claro que sí.Apoyados por su partido o por esos espectadores que cuando no ven el canal porno ponen El gato al agua, dan sus opiniones de odiadores de mujeres a diestro y siniestro con el orgullo de quien canta el himno de su patria. Cualquier otro comentario discriminador causaría la censura, la dimisión y el despido, pero contra las mujeres puede decirse cualquier cosa sin que esto tenga consecuencias graves, ya se sabe.Fervientes defensores de La Familia compuesta por hombre, mujer (que no sea guarra, eso mejor la de otro), niño (que no violen los curas, eso mejor el de otro) y niña (pero niña de verdad, no estas de ahora que lo quieren saber todo), deseantes de un nuevo franquismo pero sin Franco, gomina, el maricones siempre en la boca, de paja y carajillo diario, los moros huelen mal y las negras solo en el burdel, este año ni Drácula, ni la criatura de Frankestein, ni la niña de El Exorcista.Traje gris con las hombreras llenas de caspa, La Gaceta enrollada bajo el brazo y un trabajo pagado por todos los españoles. Seguro que todo el mundo se pone a gritar.¡Fuerza, Leire!