Diversas entidades y medios están poniendo el dedo en la llaga en las consecuencias que tienen uno de los problemas económicos y sociales de esta crisis, los suicidios asociados a los desahucios.
Es cierto que ha habido casos claros de suicidas que se han quitado la vida o justo en el momento del desahucio o con notas que indicaban que la causa era esta. A pesar de ello, la OMS recomienda analizar el comportamiento del suicida no como unicausal, y que aunque él mismo declare que se suicida por X motivo es muy probable que las causas sean más complejas y amplias.
Que una entidad social que actúa como lobby de las personas que pierden su vivienda utilice los supuestos suicidios por desahucios para reforzar sus tesis puede ser, hasta cierto punto, aceptable, pero que los medios se hagan eco de forma acrítica y violando los protocolos que la Organización Mundial de la Salud recomienda para periodistas sobre como se ha de informar de los suicidios para evitar el efecto de contagio (que está recogido en suficiente literatura médica como para considerarlo un hecho científico), no es algo aceptable.
Uno de los errores es que se establece como un hecho, algo que no sabemos si lo es. Hay miles de desahucios a lo largo del año y solo un porcentaje muy, pero que muy pequeño, terminan con una persona quitándose la vida. Las personas asumen una de las situaciones más dramáticas de su vida (que te echen de tu casa con tu familia) con todo valor y continúan hacia adelante, y estos son los verdaderos héroes, las personas que viven el ser expulsados de su hogar y continúan luchando. El comportamiento suicida está muy influenciado por lo que se considera “normal” en una sociedad, y por la consideración social del comportamiento suicida, por ello hay sociedades como las latinas donde los suicidios son extraordinariamente bajos. Algo que deberíamos considerar un pequeño éxito de nuestra disfuncional sociedad.
A pesar de todo esto es indudable que algunos de los casos de suicidios recientes están relacionados con la situación de desahucio inminente de la vivienda. Por mucho que pudiera asociarse a otros problemas más amplios, el desahucio es una de las causas que ha llevado al suicidio a algunas (muy pocas) personas en estos últimos años.
Ahora bien, aunque el hecho es este, ¿existe una tendencia? ¿han aumentado los suicidios asociados a problemas socioeconómicos? ¿o los suicidas siguen una epidemiología no relacionada con los problemas socioeconómicos sino que estos son un factor secundario ante personalidades que están sometidas a otras presiones sociales y personales?
Esta respuesta es más complicada de dar, entre otras porqué las estadísticas sobre suicidios en España se han de coger con pinzas, son los jueces y los hospitales los que proporcionan los datos y en algunos casos no se cumplimenta la causa de la muerte como suicidio por cuestiones sociales o culturales y la causa de la muerte se apunta como fallo cardiorespiratorio y muerte natural. A pesar de esta dificultad de poder tener unas estadísticas buenas sobre suicidios en España, sí que es cierta una cosa, el marco de error en el que se recogen los datos no tiene sesgo del momento socioeconómico, y los actores (jueces y hospitales) seguirán cometiendo los errores de la misma manera en un momento de repunte y en otro de estabilidad de los suicidas. Por tanto un aumento en los casos reales de suicidios tendrán acompañado un repunte en las estadísticas oficiales.
Y aquí es donde los periodistas no hacen su trabajo. Si analizamos los últimos datos recogidos, tenemos la siguiente tabla de suicidios en España.
Podemos ver que la tendencia de suicidios era a la baja en ambos casos, que hay un repunte en el caso español al inicio de la crisis (los dos primeros años, 2008 y 2009, donde las ejecuciones hipotecarias eran menores a las actuales) y que cae a niveles inferiores a la crisis en el 2010 y 2011.
En el caso español se puede ver un aumento más sostenido y claro, con aumentos del orden del 15% con respecto a la situación de precrisis.
El problema es que hablamos de una “epidemiología” muy baja, con casos inferiores al 1/10.000 anuales, y una tipología causal potencialmente muy extensa, y unas tendencias más que cuestionables, sobretodo en el caso español (que incluye al catalán) donde las tendencias son “a la baja”, al contrario de donde apuntan los titulares periodísticos.
Mirando los datos epidemiológicos, por mucho que los datos estadísticos no sean del todo buenos, los titulares periodísticos se deshacen como azucarillos. Siempre nos puede quedar a los catalanes tirar de “fet diferencial”, pero aún así, afirmar que tener algo más de 50 casos anuales es a causa de los desahucios requeriría un análisis un poco más serio, sobretodo porqué los catalanes que pueden sufrir un desahucio tienen los mismos (o parecidos) problemas socioeconómicos que el resto de españoles que pueden ser desahuciados, y en este colectivo (incluyendo una supuesta anomalía catalana) los suicidios parecen disminuir.
Como vemos, para poder afirmar que los desahucios están provocando suicidios, esta afirmación tiene poco fundamento, los datos de epidemiologia parecen contradecirlos y no existe estudios cualitativos mínimamente serios que apunten en otro sentido. Un caso mediático, dos, tres o 20 no son significativos ya que en España se suicidan cada año más de 3000 personas por motivos totalmente variopintos.
Lo que sí sabemos a ciencia cierta es que construir titulares de este tipo, lo que sí provocan es un efecto contagio y habrá un aumento de suicidios por un efecto imitativo… por tanto tal vez los medios, en este tema, deberían seguir un poco las indicaciones de la OMS y hacer un poco de caso de los datos científicos. Quien vive un desahucio ya vive una presión psicológica suficientemente alta y un drama personal suficientemente duro para que tengamos que actuar colectivamente como para necesitar que lo decoremos de forma truculenta.
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