Revista Opinión

Suiza

Publicado el 19 febrero 2014 por Elperdiu
Un poco grotesco todo esto del referéndum suizo en contra de la inmigración laboral al país. Estos son los problemas de la democracia directa, tan cara a nuestros quincemesinos. Apelar al ciudadano de modo directo, cuando el fuste del hombre está torcido, no suele ser una buena solución para casi nada. Para eso están inventadas, desde hace siglos, las instituciones mediadoras. 

Ahora bien, cometido el error, no debería salirle gratis a los suizos. Los mismos políticos que, haciendo dejación de sus funciones, convocan alegremente a los ciudadanos para que decidan políticas de modo directo, deberán explicar a sus convecinos las consecuencias de sus estúpidas decisiones. Y los votantes tendrán que cargar con ellas. Y es que es aterrador que, en la mejor tradición socialdemócrata, los suizos quieran ponerse a soplar y a sorber a la vez en el tema europeo. Si no hay libre tránsito y libre establecimiento para la ciudadanía comunitaria, el país helvético debería empezar a ser tratado como un tercer país sin ningún privilegio. La Unión ha de ponerse seria porque este tipo de particularismos egoístas, tan caros al nacionalismos, no han de quedar impunes. 

Yo lo tengo claro: si deja de haber libre circulación, debería haber también limitaciones a la ciudadanía suiza para su establecimiento o circulación en el territorio europeo, igual que debería de haber limitaciones para la entrada de productos suizos en el territorio de la Unión...

A las maduras, claro. Pero también a las duras...  

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