Quiero sumergirme,
nadar en tu líquido amniótico, nacer en tu mundo,
estar un minuto dentro de ti.
Quiero sumergirme,
contener la respiración, sólo para vivir.
Sentir lentamente como la frontera de tu cuerpo me inunda los sentidos,
acallando el ruido de ahí afuera por el sonido tu voz.
Descender a tus profundidades aunque nada nos separe,
ocultarme de todos y mostrarme sólo a tu piel.
Quiero sumergirme, traspasar la línea,
cerrar los ojos
y por una vez, saber lo que es mirar sin ver.
Quiero sumergirme,
aunque mi rostro se corte en el filo de la navaja de tu frialdad
y la sal de tu vida quede en mis labios,
sabes que deseo regresar al lugar donde un día te encontré.
Y por fin, estoy dentro de ti,
me sumergo en tu sangre, esmeralda alguna vez,
difuminado cielo azul que bajó a la tierra para convertirse en mar.
El tiempo se detiene, los segundos corren sin saber su destino,
respiro sin respirar,
sólo escucho tus latidos, en tu silencio intuyo las voces del exterior.
Siento miedo ahí afuera, tú transformas la angustia en calma.
Siempre supiste que la debilidad esconde su mayor valor,
ser fuerte cuando nadie quiso quedarse a tu lado
en el frío invierno que está por llegar.
Emerge mi cuerpo de tu interior.
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