El Buho English Summer Camp es un clásico campamento de verano donde los niños van a convivir entre compañeros de su edad y a disfrutar de la naturaleza. En la búsqueda de diversión y nuevas experiencias, cuatro jóvenes estadounidenses se apuntan como monitores, sin tener la menor idea de lo que en este campamento iba a suceder. Hasta aquí, y teniendo en cuenta que hablamos de cine de terror, parece un típico slasher donde los jóvenes irán muriendo poco a poco a manos de una amenaza oculta. Por suerte, nada más lejos de la realidad.
Al llegar al campamento, una extraña infección que causa furia extrema, sumerge al grupo en una espiral de terror y locura, y los jóvenes tendrán que luchar contrarreloj para adivinar la causa del virus que provoca tal agresividad, descontrol mental e incapacidad para atender a razones sin tener miedo a las consecuencias.
Aunque la trama no resulta aburrida, es bastante previsible y repetitiva. Denota poca originalidad que se soluciona con un apabullante exceso de agresividad desbocada y mucha sangre. La historia es un cóctel de ideas de otras películas ya conocidas pero eso sí, aportando una buena combinación: agradable, rojiza y con tintes ácidos. Además, la puesta en escena a manos de Pablo Rosso, mismo director de fotografía de "REC", consigue también que la historia sea mucho más creíble en cada una de las escenas que disfrutamos.
Un sin techo empieza a orinar en la furgoneta de los jóvenes quienes le preguntan en castellano: "disculpa,¿tienes para mucho?". Con este pequeño ejemplo ya vemos que el tono despreocupado, desenfadado e impertinente de la propuesta del director va a estar presente en toda la cinta. Los cuatro personajes viven todo tipo de situaciones y nada parece que conduzca a solucionar el problema ni vaticina un “happy end”. De eso se trata, una impertinencia cinéfila de terror.
La historia cuenta además con unas sencillas premisas que conforman lo que será una película cuyo ritmo bien conseguido nos obliga a permanecer atentos: una casa que parece un poco abandonada y seguro que tuvo mejor gloria tiempo atrás, un matrimonio hispano encargado de las chapuzas de la casa y de la cocina, una fuente que... ¿será el foco del virus? También observamos unos estereotipados jóvenes que pretenden conquistar a las chicas que han venido, unos perros en el trastero que muestran unas sospechosas heridas.... Lo divertido de la propuesta es que el contagio va pasando de persona a persona como si se tratara de un juego más en el proyecto educativo del campamento.
¿Qué pasaría si tuvieras que elegir entre tu vida y la de los otros? ¿Tendrías suficiente entereza para detener a unos niños jugando con el agua? Es sabiduría popular la de intentar controlarnos en los momentos más tensos y saber contar hasta diez antes de actuar pero la teoría no es siempre tan sencilla como la práctica y en "Summer Camp" se captura perfectamente este sentimiento de impotencia y frustración después de la desesperación.
Protagonizada como introducíamos al inicio de este post, por un reparto de actores emergentes, como Diego Boneta, protagonista de "Screen Queens", el modelo Andrés Velencoso, la actriz más cercana al género cómico Maiara Walsh ("Zombieland") y la que es más asidua al terror Jocelin Donahue vista en "La casa del Diablo" e "Insidious: Capítulo 2", no es una película que ni mucho menos vaya a formar parte de los clásicos pero la hemos disfrutado mucho. Nos parece una excelente opción para palomiteros y jóvenes con ganas de "disfrutar" de campamentos de verano.
Por Sergi Sanmartí (@Horadelsdaus)