Hace un par de fines de semana asistí al Gran Torneo de Sumo de septiembre en el Ryōgoku Kokugikan, el estadio de sumo situado en Sumida, Tokio. La temporada de sumo de Japón se divide en seis torneos repartidos por distintas ciudades del país: enero (Tokio), marzo (Osaka), mayo (Tokio), julio (Nagoya), septiembre (Tokio) y noviembre (Fukuoka). Cada torneo dura quince días, cada día los luchadores pelean una única vez contra un oponente diferente. Las rondas de combates dan comienzo a las 8:40h, excepto los tres últimos días que dan comienzo a las 10:00h. Por la mañana se desarrollan los combates de las categorías inferiores, mientras que por la tarde tienen lugar los combates de la segunda división o juryo a partir de las 14:30h y de la primera división o makuuchi a partir de las 17:00h.
Mis amigos querían aprovechar todo el día así que fuimos allí a primera hora, cuando casi aún no había llegado ni el portero a abrir el recinto. Pero no hay mal que por bien no venga, eso me ayudó a ver los combates de principiantes y entender cómo funciona bien este deporte de lucha de libre que goza del estatus de deporte nacional.
De acuerdo con la leyenda, ni más ni menos que el origen de la raza japonesa dependía del resultado de un combate de sumo, entre el dios Takemikazuchi y el líder de una tribu rival. Gracias a la victoria del primero, los japoneses consiguieron la supremacía y ocuparon las islas de Japón. Dejando a un lado la leyenda, el sumo es un deporte muy antiguo que data de hace más de 1500 años.
Su origen está relacionado con el sintoísmo, la religión nativa de Japón. Los primeros combates de sumo eran una forma de ritual dedicado a los dioses a favor de las cosechas y se celebraban dentro de los santuarios. Durante el Periodo Nara (sobre el s. VIII) el sumo fue introducido en la corte imperial y cada año tenia lugar un festival de lucha que incluía música y danza. El sumo en su origen era una forma de combate basada en el boxeo y la lucha libre sin barreras establecidas. No obstante, bajo el patrocinio de la corte imperial comenzaron a establecerse reglas y se desarrollaron las diferentes técnicas de combate que dieron lugar a lo que conocemos como sumo en la actualidad.
Las reglas son sencillas. La zona de combate es un área circular conocida como dohyo. El dohyo está hecho de arcilla con arena esparcida sobre su superficie. Mide entre 34 y 60 cm de altura y el círculo es de aproximadamente 4,55 m de diámetro, está delimitado por una gran soga de arroz llamada tawara que es enterrada en la arcilla. En el centro se dibujan dos líneas donde los luchadores contrincantes deben posicionarse antes de comenzar el enfrentamiento. Sobre el dohyo hay suspendido un tejado con apariencia de santuario sintoísta de cuyas esquinas cuelgan cuatro borlas, cada una representa una estación del año.
Al comienzo de cada combate los luchadores, conocidos como rikishi, se sitúan en los extremos Este y Oeste del dohyo y son llamados por sus nombres, su procedencia y su estilo de lucha. Sobre los nombres, hay que señalar que es tradición que los luchadores de sumo escojan para sí mismos un nombre poético japonés, incluídos los luchadores de origen extranjero, que también tienen permitido participar en la competición. Después de ser llamados suben a calentar.
Aparte de los combatientes, hay otra figura principal en la arena, el arbitro o gyoji. El árbitro va ataviado con un kimono de vivos colores del mismo estilo que solían llevar los samurai durante el Periodo Kamakura, hace 800 años. En la cabeza lleva un gorro de color negro parecido al que usan los sacerdotes sintoístas. Al igual que los luchadores, los árbitros también se dividen en categorías. El rango del árbitro viene determinado por el color de la borla que cuelga de su abanico; el orden es negro o azul para las categorías inferiores, azul y blanco para la segunda división, rojo y blanco para la primera división y púrpura para el rango más alto, el único que puede oficiar un combate en el que participe un luchador campeón.
Tras el calentamiento los luchadores llevan a cabo el ritual ceremonial que precede cada combate. Antes de enfrentarse, los luchadores se colocan uno enfrente del otro en el borde del círculo y extienden los brazos, como signo de respeto por el juego limpio.
A continuación hacen algunos movimientos simbólicos, uno de los más conocidos consiste en alzar la pierna y golpear el suelo con el pie.
Seguidamente, se colocan sobre la línea dibujada uno frente al otro y se agachan apoyando los puños en el suelo. Es el shikiri, el momento más tenso del combate. El inicio del combate viene marcado por un golpe de abanico del árbitro pero los luchadores no se lanzan a luchar de inmediato, sino que lo hacen cuando ambos saben que ha llegado el momento oportuno. Cara a cara, los luchadores aguantan el ímpetu y se leen los gestos hasta que los dos intuyen que el otro está preparado psicológicamente. Si un luchador considera que no está preparado, puede incorporarse y dar una vuelta por círculo para relajar sus músculos y su mente. Esta parte del combate en mi opinión es la que hace del sumo un arte marcial tan interesante, nunca sabes el momento exacto en el que los luchadores van a lanzarse a pelear. Es como la calma que precede a la tempestad.
El momento llega de forma inesperada y tras el choque de masas, conocido como tachi-ai, los luchadores comienzan a golpearse con las manos. Si están lo suficientemente cerca intentan agarrar al oponente del mawashi (vestimenta que utilizan los luchadores en forma de cinturón) para levantarle y echarle al suelo o fuera del círculo. Esta técnica de lucha es conocida como torikumi.
Una vez ha comenzado la pelea, el reglamento dice que un luchador se declara ganador del combate en cualquiera de las siguientes circunstancias:
- El oponente toca el suelo con alguna parte de su cuerpo a excepción de sus pies, incluso con la punta del dedo.
- El oponente hace contacto con el exterior del círculo de lucha, ya sea con sus pies o cualquier otra parte de su cuerpo.
- El oponente pierde su vestimenta, el mawashi.
- El oponente utiliza una técnica ilegal como golpear con el puño cerrado, estrangular, dislocar una articulación, tirar del pelo, meter un dedo en el ojo, u otras.
Al final del combate, los luchadores suben y se saludan de nuevo antes de abandonar la arena. Por muy gordos que estén al fin y al cabo se trata de un deporte de caballeros.
Supongo que os habréis fijado en que a cada lado del dohyo hay sentados cinco jueces vestidos de kimono formal de color negro. En caso de que el árbitro tuviera alguna duda sobre el resultado del combate, los jueces suben al ring y deliberan qué luchador es el primero en ser eliminado. Si no hay consenso, ordenan repetir el combate.
Las reglas son sencillas y con las imágenes deberían entenderse claramente, no obstante os dejo con un vídeo para que veáis un combate de principio a fin, desde que los luchadores son llamados hasta que se declara el vencedor del mismo. Como podéis observar, en algunas ocasiones los combates duran bastante tiempo si los luchadores se enzarzan del mawashi y optan por la técnica de levantar y derribar al adversario.
Al mediodía, pausa para el almuerzo. ¿Os preguntáis de qué se alimentan los luchadores de sumo para alcanzar semejante tamaño?
En la práctica del sumo la masa corporal es un factor decisivo, así que la dieta que llevan los deportistas está diseñada específicamente para ganar y mantener peso. El plato favorito de los luchadores de sumo es el chanko o chanko-nabe. Se trata de un guiso de pescados, mariscos o carnes y verduras que varía según la estación del año. Los aficionados al sumo pueden degustar chanko en el restaurante del Ryōgoku Kokugikan. Podría decirse que es un plato apto para todos los bolsillos pero no apto para todos los estómagos. Yo, que orgulloso estoy del tipo tan fino que he conseguido en Japón a base de arroz y sushi, pensé por un momento en mi abuela y en que ella siempre me está diciendo que me cuide y me alimente bien. Desde luego que sus cocidos no tienen nada que envidiar al chanko.
Por la tarde tenía lugar la parte más interesante del torneo, las categorías superiores. Después de almorzar decidimos salir fuera del estadio para no perdernos la llegada de los mejores luchadores del campeonato. En Japón los luchadores de sumo son auténticas estrellas deportivas y gozan de un profundo respeto y admiración, hay que tener en cuenta que el sumo es uno de los deportes de mayor tradición del país y está bajo el amparo del estado.
Actualmente 800 rikishi están inscritos en el sumo profesional, desde los principiantes a los campeones. Después de la temporada de sumo se revisa el ranking de luchadores profesionales, el banzuke, y se decide si estos ascienden o son degradados dependiendo de su rendimiento. El banzuke divide a los luchadores en horizontal en dos equipos, Este y Oeste, de forma arbitraria y sin que estos equipos luchen entre sí; y también en vertical por categorías: inferiores (jo-no-kuchi, jo-ni-dan, san-dan-me), tercera división o makushita, segunda división o juryo y primera división o makuuchi, que está limitada a 42 luchadores divididos a su vez por rangos maegashira, komosubi, sekiwake, ozeki y yokozuna. Una forma de distinguir el rango de los luchadores de sumo es por el estilo de su corte de pelo. Los luchadores principiantes llevan una pequeña coleta atada con cuerda mientras que los luchadores de segunda y primera división llevan un corte más elaborado, con una coleta aplastada hacia delante con forma de hoja de ginkgo. Algo que me pareció muy curioso es que en su origen esta forma de cortar el pelo servía también como protección en la parte posterior de la cabeza.
Los combates que tienen lugar por la mañana corresponden a las categorías más bajas y normalmente son vistos únicamente por los turistas pardillos que no saben a qué hora empieza lo bueno. A partir de las 14:10h tiene lugar la ceremonia de presentación de los rikishi de categoría juryo. En ese momento los luchadores de sumo son llamados y suben al ring vestidos con el mawashi ceremonial para llevar a cabo de forma conjunta el ritual tradicional del dohyo-iri, el cual se ha mantenido casi intacto desde los orígenes de este deporte. Podéis verlo a continuación.
Los combates de la segunda división o juryo son sin duda más emocionantes que los de la mañana. Vemos que los luchadores están más concentrados y se toman más tiempo para el shikiri, el momento previo al combate. A esa hora de la tarde el estadio empieza a llenarse poco a poco de público y el ambiente va creciendo.
La presentación de los rikishi de categoría makuuchi tiene lugar a las 15:45h. Primero pasan por el ring los luchadores de rangos maegashira, komosubi, sekiwake y ozeki.
En último lugar se presenta al campeón, yokozuna. Yokozuna es el grado más alto dentro del sumo, en toda la historia solo han existido sesenta y nueve y en la actualidad solo hay uno: Hakuho, de origen mongol. Después de ser llamado, este sube al ring acompañado de otros dos luchadores, uno de los cuales porta una espada. A continuación lleva a cabo el ritual tradicional propio de un luchador de su rango. Primero da una palmada con las manos para atraer la atención de los dioses, a continuación extiende los brazos a los lados y gira las palmas enseñando que no porta ningún arma. Por último alza cada pierna y golpea el suelo con la planta del pie ahuyentando a los malos espíritus del dohyo.
A esa hora el estadio ya está completo de gente y el ruido del público es ensordecedor.
Los combates de la categoría makuuchi son de mayor duración, en buena parte porque los luchadores se toman mucho tiempo para el shikiri y se colocan en posición de combate varias veces antes de lanzarse a luchar. La tensión es máxima. Los contrincantes mantienen una especie de "guerra fría" antes del combate en la que intentan minar la concentración del adversario. Forma parte del espectáculo. Los dos luchadores se colocan en posición pero uno de ellos piensa que no está preparado y entonces se levanta, va a la esquina del ring y se limpia la cara con una toalla. En esta categoría, el ritual del shikiri exige también que antes de regresar al centro el luchador debe coger un puñado de sal de un cuenco y echarlo sobre la arena para purificar el dohyo, se supone que también lo protege de sufrir heridas.
Así hasta dos, tres y cuatro veces. Para algunos espectadores son minutos de desesperación por lo larga que se hace la espera hasta que comienzan a luchar, pero para los más aficionados estos momentos son la esencia del sumo. En favor de los primeros, decir que antiguamente no existía límite de tiempo para el shikiri; este fue introducido en 1928 con una duración de diez minutos, más tarde se redujo a siete y a cinco minutos hasta llegar a los cuatro minutos que establece el reglamento actual. Es normal sufrir algo de desesperación por la lentitud entre combate y combate, y más cuando algunos de ellos apenas llegan a tener escasos segundos de duración. En los siguientes vídeos podéis ver dos combates de la categoría makuuchi con diferentes estrategias cada uno: el primero de ellos es ganado por empujar al adversario fuera del círculo, mientras que el segundo porque este cae al suelo.
El último combate es el momento cumbre del día de torneo. El luchador yokozuna se enfrenta contra un aspirante a conseguir su mismo rango. ¿Será digno de vencer al campeón?
Tras el último combate tiene lugar la ceremonia de clausura, en la que un luchador de categoría makushita que ha resultado vencedor sube al dohyo y realiza la danza del arco tradicional. Esta ceremonia fue introducida más tarde durante el Periodo Edo; se supone que el luchador recibe el arco como premio de manos del árbitro y como expresión de satisfacción por su victoria ese día ejecuta una elaborada danza con el arco.
Al final de la jornada el punto de victoria o derrota se suma al promedio personal del luchador durante el Gran Torneo. El sistema no está basado en una eliminatoria.
Concluídos los quince días de torneo, el rikishi con mejor balance de victorias y derrotas se lleva de premio la Copa del Emperador, que le será entregada el último día de torneo tras el último combate. Adicionalmente, la Asociación de Sumo Japonesa puede decidir si este u otros luchadores merecen ser ascendidos de rango. En el torneo de septiembre, por ejemplo, uno de los sekiwake fue ascendido a ozeki, acontecimiento que fue portada en toda la prensa nacional.
Espero que os haya gustado este post y a aquellos que estéis pensando en viajar a Japón os animo a dedicar un día de vuestra visitar a asistir como espectadores a este glorioso deporte. Conseguir los billetes es facilísimo, sólo tenéis que seguir estas sencillas instrucciones en la página oficial de los torneos de sumo.