Cuánta razón tenía Daimiel. La hinchada de los Jazz estallaba de júbilo, festejaba una victoria como no se recordaba desde los gloriosos tiempos de John Stockton y Karl Malone. Y todo por culpa de un rookie.
14 de enero, EnergySolutions Arena, Cleveland 96 – Utah 94. 5′6 segundos para el final del partido y los locales, por detrás en el marcador, ponen el balón en juego desde la banda. Recibe Kyle Korver, quien rápidamente pasa a Ronnie Price. Pero no lo tiene tan claro y duda, esos tiros son para Okur, el especialista, pero éste retrocede y se desentiende de la jugada. Entonces gira sobre sí mismo y ve a Sundiata Gaines. Allí está el novato, el número 15, junto a la línea de tres. 48 minutos jugados en lo que va de temporada, que son 40 partidos, con una media más que discreta de 4.2 puntos, 1.20 rebotes y 1.4 asistencias. Pero no hay tiempo para pensar y Price le entrega el balón. 1′5 segundos, se eleva con la mano de un rival a la altura de los ojos y lanza.