J.J. Abrams es un genio que te lleva a los mejores sitios de tu fantasía cuando quiere y eso es lo que ha hecho en Super Ocho. Aunque los años me han corroído la inocencia, Super Ocho consigue durante hora y pico que desconecte totalmente y vuelva a creer.
No sólo está muy bien hecha sino que consigue recuperar el gusto por ir a las salas en verano con alguna expectativa mayor a la de no pasar calor.
Una muy buena obra, hecha como las de antes, imprescindible para los que nos gustaba la sesión doble.
That’s entertainment.