Super 8

J. J. Abrams, el conocido creador de la exitosa serie Perdidos, ha crecido viendo las películas de finales de los 70 y principio de los 80 de ciencia ficción, más concretamente las dos películas de Steven Spielberg E.T. y Encuentros en la tercera fase. Esto lo deja patente en su última película, Super 8, que es un claro homenaje a estos dos filmes.
El protagonista de Super 8 bien podría ser el propio Abrams, un joven de unos catorce años, introvertido y que se encuentra fascinado por el cine de serie B. Junto con otros cuantos amigos están rodando una pequeña película que quieren presentar a un festival. Pero cuando se encuentran en pleno rodaje, aparece un tren que descarrila junto a ellos dejando libre a una extraña criatura. En un principio, los niños son los que están creando una película de zombies, posteriormente son ellos los que terminan atrapados dentro de una película de ciencia ficción.

La diversión con Super 8 está asegurada, los personajes son tiernos, sin llegar a profundizar en exceso en ellos todos están bastante bien perfilados y resultan creíbles. Los dramas familiares son tratados con bastante poca profundidad, algo que se agradece, ya que más habría resultado un tostón. Aunque exagera al meter tantos líos y tantos problemas (problemas del protagonista con el padre, con la pérdida de su madre, problemas de la niña con su padre, problema de los padres de ambos entre sí, problemas por todas partes), por lo menos no resultan especialmente pesados.
Continuando con la idea de que Super 8 trata de tocar demasiados temas está también la idea del enamoramiento de los niños, pero esto está bastante mejor llevado, de una forma natural y sin sobrecargar las tintas, niño y niña se enamoran y el amigo también quiere con ella pero ellos se quieren, son demasiado jóvenes, y tan solo con que sus manos se encuentren al final de la película ya nos deja claro todo lo que nos debe decir.

Por otra parte el monstruo, que es lo que encauza el argumento. Trataré de no soltar mucho spoiler sobre ello, ya que se nota que han tratado de mantenerlo en el máximo secretismo posible. Al igual que en Tiburón, la criatura prácticamente no se ve, sino que más bien podemos ver los resultados de sus estropicios. Esto está muy bien llevado, una desaparición por aquí, un robo por allá, evasión de los perros, los cubitos metálicos se mueven solos, todo muy bien. Ahora, cuando por fin podemos ver el monstruo en todo su esplendor, que he de decir que me decepcionó, todo parece precipitarse. Todo va demasiado rápido e intentan cerrar la película de una forma apresurada, mientras que hasta entonces el ritmo había sido perfecto.
Por último, aunque esto sí es un poco más spoiler aviso, el monstruo está mal llevado como personaje en sí. En un principio es temible como el tiburón que nos atemorizó en el 75, pero con un par de palabras de los niños se vuelve dócil como E.T., lo dicho anteriormente, demasiado precipitado y mal resuelto.
Pero en rasgos generales hay que decir que Super 8 es una diversión muy recomendable, que realmente merece la pena verse en el cine, y sobre todo este verano, que nos está trayendo, por término general, pocos filmes interesantes a la gran pantalla.