







No es la primera incursión del fotógrafo en el universo superheroico. En 2006, Goldberger llevó a cabo una serie de retratos humorísticos de su abuela húngara Federika con la terapéutica intención de levantarle el ánimo a sus 91 años. La colección, titulada Mamika ("abuela" en húngaro) hace gala de un sentido del humor desatado y de una puesta en escena rutilante de las "aventuras y gestas" de esta superheroina nonagenaria. Todo ello con una cuidadísima puesta en escena y una realización perfecta, que Goldberger debe en gran parte a su formación publicitaria.





En cierto modo, el trabajo de Sacha Goldberger nos recuerda aquellas otras ficciones fotográficas de Pablo García y Erwin Olaf que ya comentamos en su día con motivo de aquella exposición en el DA2 de Salamanca. Ya lo ven, cada vez más, el cómic y su mitología convertidos en materia prima para otros discursos artísticos.
