Vuelven a surgir vallas, obstáculos y muros que quieren aislarnos y dejarnos en el olvido. Llueve sobre mojado, caen más gotas de exclusión ante la indiferencia de los medios. Una lucha constante en la que estoy sumergido.
Promesas de mejora en papel mojado para echarlas a la basura. Cuando todo parecía genial llega la incomprensión, desconocimiento y la soledad del vencedor.
¿Tan difícil es cumplir lo escrito en el reglamento y hacer las cosas bien, hablar con los implicados para mejorar y ante cualquier dificultad no borrar de un plumazo la categoría ni excluir a muchos inscritos? ¿Cuesta tanto la igualdad de trato?
Frente a esta realidad no estoy solo, mis amigos saben de estos muros porque a ellos también les quisieron poner y los han derribado trabajando todos los días, creando nuevas realidades donde no las había. Nos ponen muchas trabas en nuestro sendero pero seguiremos combatiendo en esta guerra larga y sangrienta, donde empezamos a luchar desde el seno materno. Unas veces ganaremos, otras la injusticia será la bandera triunfante pero volveremos a la carga, reconstruyendo todo lo derribado. Con la unión de todas las manos y nuestros corazones vamos haciendo que el respeto florezca en todo su esplendor en la tierra, transformando los halcones negros en palomas y gorriones, Día a día, paso a paso en esta gran carrera hacia la meta. Puede que no veamos el final pero nuestros hijos y todos los que nos precedan llegarán al paraíso.
Cada vez somos más hermanos en esta gran familia y espero que un día todas las ramas del árbol se abracen, unan y sumen esfuerzos conjuntamente; ese árbol de la vida del que todos nos nutrimos y formamos parte.
Algunas instituciones están colaborando más que otras y poco a poco la sociedad va despertando de su letargo pero siempre hay nuevas vallas que saltar, muros que destruir, ríos que atravesar, obstáculos que superar hasta el día en que se consiga la plena inclusión y no exista ningún tipo de discriminación.
Todos nosotros somos diferentes, especiales, luchadores contra el estigma, la incomprensión y la indiferencia de la sociedad, la misma que día a día va levantando barreras por el motivo que sea y quiere que seamos invisibles, eliminarnos en el vientre y otras cosas espantosas.
Durante todo este viaje, encontraré alambres con espinos, flores perfumadas, dardos venenosos, reconfortantes palabras, barreras mentales, incomprensiones, asombros, gestos altruistas, amistades duraderas, amaneceres cálidos, nieblas que cubren toda la existencia y en cada rostro veré una persona excepcional. A veces las heridas me harán dudar de seguir peleando o dejarlo todo como está pero el corazón volverá a recordarme que para bien o mal esta es la gran guerra, donde cada victoria es un paso más que nos acerca al objetivo. Miro con orgullo mis cicatrices, sé que en algunos momentos caeré en el polvo pero alguien me levantará para seguir peleando al igual que yo levantaré a otros. No me dejaré embaucar, seguiré cantando en medio del estruendo, aportando mis talentos en la construcción de esta gran obra, dejándome la piel en cada lid y sonriendo a todo el que me encuentre.