Revista Psicología
Según en un informe de la Organización Mundial de la Salud, la depresión podría convertirse, en 20 años, en una de las enfermedades más extinguidas en la población, pero a pesar de ello, la inversión en salud mental engloba tan sólo un 2% del presupuesto nacional. A veces no se diagnostica correctamente, pues puede aparecer disfrazada en otros cuadros clínicos como a través de dolores corporales, disminución del rendimiento laboral, fracaso escolar, dificultades para dormir, cansancio generalizado, accidentes de todo tipo...por lo que a veces pasa desapercibida. Es muy importante y esencial para el diagnóstico y el tratamiento una escucha profesional que dé cuenta de la interpretación de esa realidad para poder llevar a cabo su resolución. Coexiste una ideología acerca de la concepción del término salud,en la que se da hincapié en el origen de las enfermedades de tipo hereditario. Pero debemos tener en cuenta que la salud es una construcción y ha de ser pensada, decidida y trabajada para no resultar nuestro peor enemigo. Somos algo más que química y localizaciones en el cerebro, pues somos permeables a las influencias del entorno.
Como sujetos habitados en el lenguaje, la palabra es capaz de influir en nuestro cuerpo y en nuestra mente, ¿quién no se ruborizó alguna vez por alguna frase?¿quién no se entristeció, se alegró, cambió su vida...bajo el seno de unas palabras? Esto nos hace pensar ¿Qué significa una persona que goza de salud? ¿Damos importancia a los procesos psíquicos? ¿Lo orgánico y lo psíquico son dos entidades diferentes en el sujeto, independientes entre sí?Una persona sana es aquella que es capaz de amar y trabajar. El sujeto se encuentra implicado en su enfermedad y en su curación.Todo síntoma tiene un sentido y se halla estrechamente enlazado a la vida psíquica del enfermo. Es en el propio individuo donde se hayan las claves de su curación, porque padece de un conflicto psíquico (inconsciente) que le ha llevado a generar la enfermedad como solución, en un despliegue de sintomatología física y psíquica, de inhibiciones y angustia. Decidir cambiar, saber qué es lo que le sucede, en definitiva, producir un nuevo estado de salud: Uno es lo que hace con lo que uno es. La depresión participa en el origen de numerosas enfermedades como el cáncer, el infarto, la artritis reumatoide,etc. Destacan los oncólogos que el cáncer no es una enfermedad hereditaria en la mayoría de los casos. Las alteraciones genéticas asociadas a los tumores son casi siempre de tipo somático, es decir, se adquieren durante la vida del individuo y no por herencia. El cáncer no se puede pensar solamente en la proliferación excesiva de células, también existe una disminución o alteración del sistema inmunitarioTRISTEZA,DUELO Y DEPRESIÓN A lo largo de la vida, las personas sufren distintas pérdidas, ocasionando éstas un sentimiento de tristeza por el objeto amado y perdido. ¿Cómo distinguir una depresión de un periodo de duelo o de un estado de ánimo triste? La tristeza por las situaciones de cambios es necesaria y constitutiva y nunca alcanza el grado de enfermedad. Es un sentimiento que incluso se abre a la libertad del pensamiento. A veces pensamos que no es bueno que una persona esté triste pero la angustia, la tristeza, los celos, el amor, el odio, a veces el dolor, son elementos normales de la vida. Todas las situaciones de cambio (la adolescencia, terminar los estudios, contraer matrimonio, separarse de algo o de alguien, la menopausia,etc.), implican un grado de tristeza, pues en todo cambio o transformación, la realidad nos pide que se abandonen posiciones anteriores para asumir nuevas, y el hombre no deja gustoso estas posiciones. Entonces es un proceso natural y hasta necesario pero a veces esta tristeza o baja de moral se diagnostica de depresión.
En el duelo es por lo general la reacción a la pérdida de un ser amado o de una abstracción equivalente: la patria, la libertad, un ideal, etc. Es un proceso necesario para que el yo se desligue del objeto perdido y encuentre otros objetos en la realidad..El examen de realidad da cuenta que el objeto amado ya no existe, por lo que la líbido tiene que abandonar sus ligaduras. Pero surge una oposición, pues el hombre no abandona gustoso ninguna de las posiciones de su líbido, aun cuando les haya encontrado una sustitución. Se realiza de un modo paulatino, con gran gasto de tiempo y energía de carga, continuando mientras tanto así la existencia psíquica del objeto perdido. En la medida en que se prolonga el proceso de separación, se prolonga la vida del objeto abandonado. En el duelo la persona sabe lo que le pasa. Ve el mundo gris debido a la pérdida, al abandono, sabe que existen los colores, para él, su mirada está nublada por el llanto. Una persona sana es capaz de sustituir un objeto amoroso por otro, un ideal por otro ideal de vida, de sumar. A veces guardar ciertos objetos de ciertos seres amados suponen incluso más importancia que las mismas personas porque funciona como un ahorro psíquico. La depresión es una enfermedad sin rostro, aparece bajo múltiples aspectos y no sólo bajo el ropaje de tristeza. No es necesaria la muerte de un ser querido para entrar en melancolía, puede ser un ideal, un cambio brusco de situación. Hay un estado de ánimo profundamente doloroso, que supone una pérdida de interés por el mundo exterior (desprecio por las personas, fantasías de empobrecimiento, de ruina, catástrofe), así como la pérdida de la capacidad de amar, la inhibición de todas las funciones (inapetencia sexual, insomnio, caminar, hablar), la energía que debe tener puesta en el mundo, está centrada en la enfermedad. Es similar a un especulador que tiene inmobilizado el dinero de sus empresas, de esa energía que la autoinvierte en el monotema que lo atrapa, absorbido en esa labor psíquica. La disminución del amor propio es una característica fundamental para distinguirlo de un duelo normal, pues el sujeto deprimido se dirige autorreproches, se insulta, se humilla y espera la repulsa de otros que le rodean, el castigo supone para ellos un alivio..No se conduce como un individuo normal, agobiado por los remordimientos que se lo calla para sí. El individuo en depresión carece de todo pudor, tiene deseo de comunicar los defectos, exhibirlos, hallando así una satisfacción. Frases como no sirvo para nada, soy un estorbo. Cuando se estudian los autorreproches vemos que no coinciden del todo con su personalidad, cualquier persona de su entorno nos diría que parece que no hablara de él. Cierto, porque realmente se refiere a aquello que amaban y perdieron, estas frases van dirigidas a él.
El deprimido no sabe lo que ha perdido, no sabe por qué está deprimido. No es accesible a su conciencia y si se trata de una persona que ha fallecido, lo ha abandonado, no sabe lo que con ella ha perdido, lo que significaba para ella. Lo que ocurre es que utiliza el mecanismo de la identificación, que es un mecanismo normal de todas las personas (sanas y enfermas). A lo largo de nuestro periodo evolutivo es por las sucesivas identificaciones con el Otro, como nos vamos constituyendo como seres humanos. Todos utilizamos los mismos mecanismos psíquicos, tan sólo es cuestión de cantidad el que enfermemos o no. La persona deprimida cuando llega el momento de retirar su interés, su energía amorosa del objeto perdido, no puede hacerlo, no puede dejarlo de amar por otra cosa, tiene la capacidad de sustituir abolida. De esta manera se identifica o introyecta el objeto perdido, y es una manera de no perderlo. Ahora se encuentra alojado en su Yo, como si se transformara en lo perdido, perdiendo parte de sus atributos. Por no aceptar la pérdida de un ideal o la pérdida de un objeto o de una forma de relacionarse, es capaz de transformar una parte de su Yo en el objeto perdido, entrando en depresión. Por eso el riesgo de suicidio es muy alto. Al igual que los reproches van dirigidos a otra persona, a ese ideal, el suicidio es un intento de acabar con ese dolor, que se mantiene vivo en su psiquismo, son asesinos tímidos, porque es un modo de aniquilar lo perdido, a ese objeto, a esa persona, que ha introyectado en su Yo. Hay tentativas directas de muerte,o de forma encubierta, suicidios con aspecto casual de accidentes (conducción temeraria, intoxicación etílica, drogas, fumar en exceso) o el riesgo de contraer enfermedades potencialmente mortales como el sida, enfermedades de transmisión sexual.. a veces engorda muchos kilos, o se adelgaza en exceso, no cumple los tratamientos médicos.. El suicidio es responsable de más muertes al año que las producidas en conflictos bélicos y vemos de qué manera está vinculado con la depresión, y la alta incidencia de riesgo. Es incomprensible desde la realidad del otro, pues pareciera ser imaginario, latente en frases como “no tiene nada”, “si tuviese problemas de verdad...” Desde un razonamiento lógico se podría ver de este modo, pero nuestro psiquismo es complejo y está regido por unas leyes propias que la razón no entiende y que el psicoanálisis viene a desvelar Un ejemplo de esto es que hay una ideología generalizada que sustenta que éxito es contrario a la depresión. Así palabras como animarse, distraerse, buscarse alguna ocupación se perfilan desde muchas personas,como deberes para el depresivo. Y supuestamente cuando uno encuentra el éxito, habría de ser más feliz. Pero alcanzar éxitos deseados a lo largo del tiempo no son una fuente de goce. Nada más lejos de la realidad, pues hay sujetos que caen justamente en depresión cuando alcanzan aquello que anhelaban. Existe lo que se llama “los que fracasan al triunfar”. Mientras se encuentre el deseo en calidad de fantasía, es tolerado, mas cuando amenaza en convertirse en realidad, la persona se queda sin deseo, no puede gozar de lo que consiguió ni continuar deseándolo, ni puede sustituir por otro deseo. Hay cierto grado de culpa inconsciente que precisa de fracasos o castigo.Vemos que en ocasiones es justamente cuando a la persona le ocurren desgracias, cuando más remiten sus síntomas, como si encontrara un alivio para calmar esa culpa inconsciente. No es cierto que la depresión sea crónica y no se cure. Lo que ocurre es que esa persona lleva años en depresión y obtiene unos beneficios secundarios de ella. Son tantos los años en los que cohabita con la enfermedad, que el miedo al cambio es muy grande, incluso aunque sea para construir una vida mejor, porque supone una transformación. Se cura si quiere salir de la depresión porque a causa es una causa inconsciente, no depende de agentes externos (muerte, cambios...) sino de su posicionamiento ante ellos.
Laura López psicóloga-psicoanalista
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