Revista Decoración

Superar la Navidad. Sí, Se Puede

Por Brujuleia @4brujillasymedi
No mires a otro lado, es más, te lo voy a decir sin rodeos: La Navidad, esa de la que llevamos hablando desde hace más de un mes, ya está aquí (música de terror apocalíptico de fondo, en plan: qué miedo, qué miedo).
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El concepto, en sí mismo, sufre de desgaste prematuro antes incluso de aterrizar sobre realidad. No hay más tiempo para ensayos, ni para excusas, ni para preparativos...

¿Has pensado por un segundo cómo la vas a superar?
Yo sí, lo primero de todo es definir qué tipo de "vividor navideño" eres.
Como punto de partida he creado una clasificación (¡con lo que me gusta a mi clasificar!), ¿te ves reflejado en alguna de ellas?
1. Me lo compro todo, me lo gasto todo, en Enero vivo del...
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Si te sientes identificad@ con esta acepción. Déjame decirte que tienes un problemilla... eso sí, de fácil solución: ¡aléjate de las tarjetas de crédito!  
Son ese demonio vestido de brillante y atrayente plástico, que retumban en el fondo de tu cartera cada vez que pasas por delante de un escaparate y... ¡Oh Dios Mío! (Oh My God!, que dirían en el otro lado del charco) de repente (cada vez que sales a la calle), divisas el ajuar completo indispensable para el resto de tu vida. 
Obviemos que ya no te cabe nada más en el armario y que aún tienes piezas con etiqueta de compra incorporada. Cada nueva prenda, hace que olvides un promedio de 3 sin estrenar. ¿A que no te acordabas?

Llevo un tiempo considerable leyendo sobre este tema. Muchos, los buenos consejos que he entresacado. Palabra de rehabilitada (creo, que fuera de riesgo). 


Sólo te nombraré un par de los más básicos:
* Intenta ahorrar en una cuenta intocable, entre el 15% y el 20% de tus ingresos. 
Cuando las vacas flacas estén realmente agonizando, te alegrarás de no haber comprado 50 vestidos, que pasado un tiempo, pasarán de moda igualmente. En el súper no puedes pagar con ellos.

* Hazte un favor y cambia de hobby. Ir de tiendas tiene cosas buenas, pero créeme, hay terapias más asequibles. Ir de escaparates tampoco es buena idea, puede que necesites rehabilitación.


*  Y sí, es posible demostrar a ese ser querido cuánto amor le profesas sin gastarte un pastón. Hay que echarle algo de imaginación, pero sí, se puede.
2. Pequeñ@ Grinch encubierto
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Cogemos prestado el término Grinch, personaje infantil creado por el Dr. Seuss, para hacer referencia a esas personas que, sin decirlo, ni mostrarse abiertamente, consideran un gasto de dinero absurdo e innecesario tanta inversión navideña, por pequeña que ésta sea. 
Ocultamente, quitan las ganas de hacer cosas relacionadas con ella. Escuchar la interminable lista de deseos de los niños, se les hace insufrible. Pero aguantan la retahila sin rechistar.

Prefieren pasar de puntillas por la Navidad. No guardan buenos recuerdos de ella. Probablemente, no les regalaron el He-Man o la Barbie "se va de compras", que tanto deseaban. Y jamás confesaron que los regalos que recibieron en su lugar, no les gustaron nada, tragándose la decepción, relegándola a sus adentros más internos.


3. Gran Grinch a pecho descubierto
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Lo mismo que el Grinch anterior, pero mostrándose abiertamente
A este tipo de personas mejor alejarnas de los niños en esta época. 
En el momento más inesperado los pueden sacar cruelmente de esa especie de ensoñación infantil, que para ellos es real, donde las ilusiones se pueden tocar, el mundo de la magia existe y los sueños se hacen realidad, si nos portamos bien y estudiamos mucho. Es una pena arrebatarles ese maravilloso mundo de fantasía antes de tiempo.
El Gran Grinch a pecho descubierto, pone excusas continuamente para no asistir a las reuniones familiares con motivos navideños o para justificar, por qué tan solo irá a comer y acto seguido, se tendrá que ir.
A menudo, ve las campanadas por la tele, solo. Ha perdido la ilusión.
Pero incluso este Grinch, tiene posibilidad de salvarse.
4. Navidades & Familiy 
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Cuando la Navidad es sinónimo de volver a ver familiares que viven, estudian o trabajan lejos.
Cuando la Navidad se asocia a las ganas de volver a ver y abrazar a esas personas, cuyas vidas han encontrado asiento muy lejos del origen.
Para todas estas personas, la Navidad es deseada, esperada. No llega lo suficientemente pronto, no dura lo suficiente nunca.

El fin de la Navidad se asocia a despedidas. Por ello, restar horas al sueño se convierte en un deber. Cocinar a destajo, alargar las sobremesas...

Objetivo: coleccionar momentos inolvidables, alargarlos, estirarlos, expandirlos, ganarle la batalla al tiempo, dominarlo, que no nos domine él, subir kilos y kilos de felicidad.


5. Navidades & Friends
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Comenzaré con un consejo: Si bebes, no conduzcas.
Para ti la Navidad es una fiesta incesante, llena de cenas de empresa (si no tienes empresa, te la inventas), salir hasta el agotamiento, beber hasta el coma etílico, más días festivos, más horas los locales abiertos, más gente con ganas de fiesta.

Se te podría apodar perfectamente Miss o Mr. Cotillón

Llegas tarde y te vas pronto de las comidas familiares. Tu prioridad son los amig@s. 


Si tienes un@ amig@ especial, no oficial, es el momento de pensar cuán serio es ese nexo para ti. Cumpleaños, festivos y fiestas de guardar, son fechas que marcan un punto de inflexión en la trayectoria de cualquier relación. Lo que decidas hacer, con o sin él/ella, a menudo, determinan su continuación o resolución.
Insisto: Si bebes, no conduzcas.
6. Navidades & Children
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Las navidades más dulces son aquellas que se pasan si tienes niños pequeños en la familia. Me vale cualquier parentesco con un contacto muy cercano: sobrinos, hijos, primos, nietos... 
En ellos vive el verdadero espíritu navideño y es deber de sus padres, abuelos, tíos y demás familia, conservarlo y mantenerlo vivo el mayor tiempo posible.
La navidad es la ilusión de un niño cuando cree fervientemente que un señor vestido de rojo, u otro pintado de negro y con turbante, son los encargados de premiar su ejemplar comportamiento durante el año. 
Verlos patalear de emoción, no pestañear ni un segundo para no perderse nada... esa ilusión perecedera, si alguna vez la has visto en algún miembro de tu familia, vale oro.
Personalmente, a mis treinta y... actuales, aún no he olvidado la emoción de la noche antes, cuando era niña. El creer que quien me traía los regalos tenía poderes con los que hacerse tan pequeño, que podía entrar por la cerradura. 
Recuerdo dejarles leche y galletas para que tuvieran algo que comer, después de tanto viaje por el mundo (en un sola noche). También recuerdo, que la mañana siguiente, las galletas estaban mordisqueadas y los vasos estaban medio vacíos... y recuerdo especialmente, el bungalow de la Barbie, que me regalaron un año en concreto. Nunca lo olvidaré.
Este post se me ha ido de las manos, cuando escribo con el corazón sobre la mesa, me cuesta imponerme límites de longitud razonables. 
Entiendo que este tipo de clasificaciones se prestan mucho a caricaturizar. Es lo que tiene tratar de definir prototipos, aunque la realidad más cercana, es que seamos una mezcla de varios o un tipo más que otro, dependiendo del momento personal en el que estemos.
Y tú ¿qué tipo de vividor navideño eres?
¿cómo superarás esta Navidad?


Siempre con love, hoy con love navideño loading,


Brujuleia ;-))))
Imágenes: Pinterest. Pincha sobre cada una, si quieres ver el tablero original de donde las he seleccionado.
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