Toda resistencia interna se experimenta como negatividad de uno u otro tipo. Toda negatividad es resistencia. En este contexto, ambas palabras son casi sinónimas. La negatividad va desde la irritación o la impaciencia hasta la ira encendida, desde el estado de depresión anímica o resentimiento hasta la desesperación suicida. A veces, la resistencia activa el cuerpo-dolor emocional y, en tal caso, cualquier roce sin importancia puede producir una intensa negatividad en forma de ira, depresión o una pena muy honda. El ego cree que puede manipular la realidad mediante la negatividad y conseguir lo que quiere. Cree que la negatividad le permite atraer un estado agradable o disolver un estado desagradable.
Cuando te sientes infeliz crees inconscientemente que la infelicidad “te compra” lo que deseas. Si la mente no creyera que la negatividad funciona, ¿para qué habría que crearla? La cuestión es que, de hecho, la negatividad no funciona. En lugar de atraer un estado deseable, más bien le impide emerger. En lugar de disolver un estado indeseable, lo mantiene en su lugar.
La única “utilidad” de la negatividad es fortalecer el ego, y por eso al ego le encanta. Cuando estás identificado con una emoción negativa, no quieres soltarla, y en algún profundo nivel inconsciente no deseas un cambio para mejor porque pondría en peligro tu identidad de persona deprimida, enfadada o maltratada. Entonces ignorarás, negarás o sabotearás lo positivo de tu vida. Este es un fenómeno bastante común. Y una locura.
La negatividad es totalmente antinatural. Es un contaminante psíquico, y existe una profunda conexión entre el envenenamiento y la destrucción de la naturaleza y la gran cantidad de negatividad acumulada en el psiquismo humano. Ninguna otra forma de vida en el planeta conoce la negatividad, solo los seres humanos, del mismo modo que ninguna otra forma de vida viola y envenena la Tierra que la sustenta. ¿Has visto alguna vez una flor infeliz o un roble estresado?¿Te has encontrado con un delfín deprimido, un sapo con problemas de autoestima, un gato incapaz de relajarse o un pájaro lleno de odio y resentimiento? Los únicos animales que pueden experimentar ocasionalmente algo parecido a la negatividad o dar señales de comportamientos neuróticos son los que viven muy en contacto con los seres humanos; los que han conectado con la mente humana y con su locura.
Observa cualquier planta o animal y deja que te enseñe a aceptar lo que es, a rendirte al ahora. Deja que te enseñe a vivir y a morir y a no hacer de todo un problema.
He vivido con varios maestros zen. Todos ellos gatos. Los patos también me han enseñado importantes lecciones espirituales. El simple hecho de observarlos es entrar en meditación. Qué pacíficamente flotan, en paz consigo mismos, totalmente presentes con el ahora, dignos y perfectos como solo pueden serlo las criaturas sin mente.
Sin embargo, ocasionalmente estalla una pelea entre ellos; unas veces sin razón aparente y otras porque uno invade el territorio del otro. Normalmente la pelea dura unos segundos y a continuación se separan nadan cada uno por su lado y mueven vigorosamente las alas unas cuantas veces. Después siguen nadando como si nada hubiera ocurrido. Cuando les observé por primera vez me di cuenta de que al mover las alas estaban liberando el exceso de energía generada para impedir que se quedara atrapada en su cuerpo y se convirtiera en negatividad. Actúan siguiendo su sabiduría natural; y les resulta fácil, porque no tienen una mente que mantenga vivo el pasado ni que construya una identidad basada en él.
Podría la emoción negativa contener un mensaje importante? Por ejemplo el hecho de sentirte deprimido puede indicar que algo va mal en tu vida y puede obligarte a examinar tu situación e introducir algunos cambios. Por eso necesitas escuchar lo que te dice la emoción, sin descartarla por ser negativa.
En efecto, las emociones negativas recurrentes contienen a veces un mensaje como también lo contienen las enfermedades. Pero cualquier cambio que introduzcas, tanto si tiene que ver con tu trabajo como si afecta a tus relaciones o a tu entorno, será superficial a menos que surja de una transformación en tu nivel de conciencia. Y en cuanto a eso solo puedo aconsejarte una cosa: mantente más presente. Cuando hayas alcanzado cierto grado de presencia ya no necesitarás que la negatividad te indique que necesita tu situación de vida.
Negatividad
Pero mientras la negatividad esté ahí úsala. Úsala como recordatorio de que has de estar más presente. ¿Cómo impedimos por otra parte, que surja la negatividad y como nos libramos de ella cuando ya ha aparecido?
Como ya he dicho antes de que surja has de detenerla estando muy presente. Pero no te desanimes. De momento hay pocas personas en el planeta que puedan mantener un estado de presencia continuada, aunque algunas se están acercando. Creo que pronto habrá más.
Cuando notes que ha surgido alguna negatividad dentro de ti, no la consideres un fallo sino una señal muy útil que te está diciendo: “Despierta. Sal de tu mente. Mantente presente.”
Como alternativa, puedes hacer desaparecer la emoción negativa imaginándote que te has vuelto transparente a la causa externa de esa reacción. Te recomiendo que al principio lo practiques con cosas pequeñas, incluso triviales. Digamos que estás tranquilamente sentado en tu casa. De repente oyes el sonido penetrante de una alarma de automóvil que suena en la calle. Surge la irritación ¿Qué propósito tiene esa irritación? Ninguno en absoluto ¿Por qué la has creado? No la has creado. La ha creado tu mente. Ha sido una reacción totalmente automática, totalmente inconsciente ¿Por qué la ha creado la mente? Por qué cree inconscientemente que esa resistencia, que tú experimentas como negatividad o infelicidad, disolverá en cierto modo la situación indeseable.
Esto, evidentemente es una ilusión, la resistencia creada por la reacción –la irritación o en enfado en este caso- es mucho más molesta que la causa original que está tratando de disolver.
Todo esto puede transformarse en una práctica espiritual. Siéntete como si te estuvieras volviendo transparente por así decirlo; como si no tuvieras la solidez de un cuerpo material. Ahora permite que el ruido, o cualquiera que sea la causa de la emoción negativa, te atraviese. Ya no golpea con una “pared” sólida en tu interior. En lugar de tener un muro de resistencia dentro de ti, golpeado constantemente por cosas “que no deberían estar ocurriendo”, deja que todo te atraviese. Imagina que alguien te dice algo grosero o con intención de molestarte. En lugar de caer en la reacción inconsciente y en la negatividad, en lugar de atacar, ponerte a la defensiva o retirarte, deja que las palabras te atraviesen limpiamente. No ofrezcas resistencia. Es como si ya no hubiera nadie que pudiera sentirse herido. Eso es perdón. Así es como te vuelves invulnerable. Puedes seguir diciendo a esa persona que su conducta es inaceptable, si eso es lo que eliges. Pero esa persona ya no tiene el poder de controlar tu estado interno.
Entonces eres dueño de ti mismo, no estás bajo el poder de otra persona y tampoco te dejas controlar por tu mente. Tanto si se trata de una alarma de automóvil, de los gritos de los niños, de una persona grosera, de una inundación o la pérdida de todas tus posesiones el mecanismo de resistencia es el mismo.
A menudo ocurre que aun intentando mantenerte en un estado de no resistencia, no encuentras una paz duradera. Esto suele suceder porque sigues buscando fuera y no puedes dejar de hacerlo. Lo mejor es no buscar ningún estado diferente del que tienes; así no producirás conflicto interno ni resistencias inconscientes. Perdónate por no estar en paz.
En el momento en que aceptas completamente tu falta de paz, la “no paz” se transforma en paz. Cualquier cosa que aceptes plenamente te llevará allí, a ese estado de calma. Este es el milagro que nos ofrece la rendición.