Revista Política
“Si quieres votantesfieles haz que odien a la otra opción”. No entiendo demasiado los fundamentos teóricos delmarketing político, no sé hasta dónde llegan sus estrategias internas ocomentarios que no salen a la luz, pero sí veo en qué se materializan y,sinceramente, todo me lleva a pensar que sus estratagemas apuntan a fomentar loque podríamos denominar “La política delodio.”
Como seres egoístas que somos, nos preocupa nuestrobienestar y el de la gente más allegada a nosotros. Seguro que existenexcepciones, y teniendo en cuenta el factor de simpatía que genera socialmenteser solidario, mucha gente puede acabar asumiendo este loable valor como algopositivo de su personalidad, aunque no pertenece al ámbito de la mayoría.
La percepción del egoísmo humano no se le escapa a nadie,y mucho menos a los estrategas de las campañas electorales y de comunicación delos partidos, que como todos sabemos son expertos en disfrazar verdades yelaborar discursos que jueguen más con la percepción que se tiene del otro quecon la que se tiene de uno mismo.
En el momento que escribo estas líneas sigo en Twitter elhasta #iesecampañasque algunos twitteros han puesto en marcha para contarnos las ideas de unseminario sobre el tema de campañas electorales en el que participan. No hablandel tema que nos ocupa, pero no tiene desperdicio, el contenido es lo de menosy lo más importante son las “engañifas” y triquiñuelas para soltar buenosdiscursos. A ojos vista ¡lamentable!
En cualquier caso, la percepción actual que se deriva deldiscurso político, es que los otros hacen que las cosas vayan mal, y nosotroslo haremos mejor aunque no sabemos cómo. Por un lado esto es normal, ya que lapolítica, a pesar de tener referencias pasadas y basarse en ellas para poner enmarcha diferentes medidas, no es una ciencia exacta y por tanto los erroresforman parte de lo cotidiano, y ojalá también formara parte el reconocimientode los mismos.
Lo que sí tiene que quedar claro es que el otro teperjudica, que ataca directamente a tu bienestar, o que si el otro llega alpoder te quitará una parte de sueldo, de derechos o de lo que sea. Y en esemomento el mecanismo del egoísmo humano se pone en marcha, y su odio haciaaquel que quiere perjudicarle salta como un resorte.
Lo peor de todo no es que los políticos intenten una políticadel odio, si no que triunfen y por tanto su postulado se convierta en parte denuestra cultura, y vivamos en una cultura del odio. Tenemos que dejar decreernos el vacío discurso de contenido basado en estrategias absurdas, estamosen el momento histórico con más cantidad de gente con la suficiente formación ycapacidad para no dejarnos avasallar, pues ¡no lo hagamos!. ¡No nos dejemosengañar más!
Estamos en un momento crucial de la democracia, el nivelde politización es muy alto, pero está basado en el odio, mi punto de vista esque si no superamos esta fase y nos encaminamos hacia una política delentendimiento y la colaboración, la crisis democrática no pasará jamás. Debemospasar página y los políticos deben centrar sus esfuerzos en colaborar a pesarde militar en distintos partidos y dejar la lucha por el poder cíclico apartadaen el pasado. Lo siento pero no me creo tanto desacuerdo, y menos cuando en unsitio digo B, y en el otro hago A.
Aún a riesgo de quedar en promesa, como hacen los políticos,intentaré desde mi humilde posición evitar esa cultura del odio político, congestos tan sencillos como aclarar que todo tiene un punto de vista determinadoy hacer ver que las cosas no son malas de por sí, sino que la maldad está en eluso.