BETTER ANGELS (18 DE ABRIL DE 2016) -AVISO SPOILERS-
El conflicto más interesante en esta primera temporada de Supergirl -mucho más que la subtrama romántica- ha sido la relación entre las hermanas -adoptivas- Kara (Melissa Benoist) y Alex (Chyler Leigh). La primera es alienígena y superpoderosa, la segunda es terrestre pero se vio obligada a proteger a su hermana pequeña para que nadie supiera su verdadera identidad. La ausencia de su padre, además, obligó a Alex a asumir el rol de cabeza de familia y de mentora de Kara. Esto tuvo un coste para ella, con el lógico resentimiento y la envidia hacia la chica perfecta que le robó la infancia. Este conflicto ha sido desarrollado durante toda la serie y ahora llega a su clímax cuando una Alex controlada por los kryptonianos -por Myrirad- y enfundada en un exoesqueleto -que mola mucho- propulsado por kryptonita, se enfrenta a su hermana menor. La pelea acaba con la intervención de la madre de ambas, Eliza (Helen Slater, la Supergirl de los años 80), que apela a los sentimientos de amor y de bondad de Alex para conseguir que se libere del control mental extraterrestre.
Este discurso es la base argumental del episodio y seguramente de toda la serie: convertir a Supergirl en un símbolo. Superman (1938) nació como un personaje que defendía a los débiles -era un superhombre creado por dos artistas judíos, Jerry Siegel y Joe Shuster- un inmigrante que enseguida se convirtió en un símbolo de todo lo bueno y, además, del modo de vida americano. Si muchos de vosotros preferís al oscuro y atormentado Batman antes que al hombre de acero, es por esto. Pero hay que tener en cuenta que un héroe tan poderoso como Superman, siempre vencedor, necesariamente tiene que ser completamente bondadoso. Aquí, Cat Grant (Calista Flockhart) dueña de un imperio mediático, piensa que la mejor forma de liberar del control mental a la población de National City es con un discurso inspirador en el que Supergirl sea el principal reclamo. El símbolo del optimismo. Es una respuesta al tono apocalíptico de gran parte de la ficción popular estadounidense post-11S. El discurso de Supergirl en televisión puede parecer cursi -los guionistas tiran de una explicación científica como coartada de verosimilitud- pero es coherente con la esencia del personaje. Su primo, Superman, en sus dos últimas encarnaciones cinematográficas -El hombre de acero (2013) y Batman v. Superman (2016)- ha perdido esa bondad intachable, en favor de la visión más "adulta", "oscura" y "moderna" del director Zack Snyder. La taquilla le ha dado la razón a Snyder. Parece que el Superman de nuestros tiempos, el que quiere la mayoría, solo merece 43 líneas de diálogo en una película de dos horas y media. No se puede criticar que un autor ofrezca su versión de un personaje arquetípico, pero yo me quedo con la candidez y el optimismo de esta Supergirl.Tras esto, el episodio muta al clásico relato superheróico. Kara se enfrenta a un reto imposible y asume el manto de protectora de la Tierra en una misión suicida. El guión tiene momentos lacrimógenos -Kara se despide de todos antes de partir- y épicos: la lucha contra Indigo (Laura Vandervoort, la Supergirl de Smallville) y Non (Chris Vance). La victoria final de Supergirl le exige el sacrificio de su vida, a lo que ella está dispuesta como heroína defensora de la Humanidad. Es entonces cuando ocurre la despedida más emotiva, la de su hermana Alex, lo que cierra el círculo: el episodio comenzó con ellas enfrentadas. Tras todo esto, los guionistas se permiten un final feliz que en estos tiempos parece a contracorriente. Casi revolucionario. El cliffhanger es el misterio de una nueva nave caída desde Krypton. ¡Dios! ¡Que sea Krypto el superperro!CAPÍTULO ANTERIOR: MYRIAD