Cumplir con nuestros compromisos es algo que nos puede acercar a nuestros objetivos. Sin embargo también se puede convertir en una pesadilla. Sobre todo cuando adoptamos un patrón de Salvación en nuestras relaciones.
Ser un padre o un marido responsable es algo deseable, sin embargo muchas personas exageran este rol asumiendo el papel de Superman, una persona que asume multitud de responsabilidades: la de procurar mucho dinero a su familia, la de preocuparse por el bienestar de sus miembros, la de hacer planes para su futuro, la de impedir que se metan en líos…
Desde el momento en que Superman se declara el responsable único de su familia, él será quien dicte las normas. Él es quien conoce mejor el mundo, lo que le convierte en la persona que lo sabe todo mejor que nadie. Por ello nunca admitirá que le contradigan ni admitirá las opiniones propias, salvo aquellas que confirman las suyas o las que constituyen una oportunidad para que los demás aprendan de sus errores.
Superman trabajará mucho para sacar adelante a su familia. Esto le hará merecedor de cierto nivel de éxito y de dinero. No obstante nunca llegará a disfrutarlos, pues siempre se encontrará abrumado por todas sus responsabilidades. Cualquier momento de vulnerabilidad o de debilidad le llevarán la culpabilidad de no estar atendiendo sus obligaciones. Solamente encontrará momentos de relax en aquellos momentos en que recibe de los miembros de la familia el respeto y la cortesía que le brindan.
Si no hace nada por impedirlo corre el riesgo de convertirse en un tirano pues, con el tiempo, se quedará sólo con aquellas personas que están dispuestas a jugar al triángulo de la Salvación. Un juego construido desde tres principios: que Superman siempre tiene la razón, que Superman está para cuidar de todos y que Superman no se puede rendir a la debilidad.
Para impedirlo, la única salida de la que dispone es la de romper el triángulo de la Salvación. Sólo lo conseguirá si antepone su vida a la de los demás y si admite que no hay nada malo en cometer errores de vez en cuando. Es un paso insignificante para cualquier observador externo pero un gran paso para aquel que está condenado a interpretar este guión, el guión del papá mayor.
Si usted se encuentra en esta dinámica, hágase un favor a usted mismo y a los demás: deje de rescatar a aquellas personas que puedan valerse de sí mismas. Cuando lo hace, les está librando de sus responsabilidades y les impide que tomen sus propias decisiones y encuentren su camino. Cuando deje de hacerlo comenzará a liberarse a sí mismo.
NOTAS
El guión del Papá Mayor es uno de los guiones banales que Claude Steiner describe en Los Guiones que Vivimos.
Steiner identifica este guión como un guión banal masculino. No obstante, tanto Steiner como su colaboradora Hogie Wyckoff, son flexibles en esta misma obra al considerar que estos guiones los pueden interpretar personas de cualquier género.