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El otro gran contrincante que le ha salido Mitt es el ultraconservador católico Santorum, que arrastra a Romney desde hace semanas por el lodazal de los valores conservadores. Es el campeón que tanto estaban buscando los miembros del Tea Party. Es católico, cierto, pero tiene una forma muy calvinista de entender la religión católica... vamos que no la entiende. Para este converso la defensa del catolicismo tiene tanta fuerza como una sobredosis de crack, lo que empuja a la comunidad católica del país a los brazos de Obama. la última desgracia de Mitt Romney ha sido la pérdida del bastión de los temas económicos. En varias ocasiones ha declarado la incompatibilidad entre los duros ajustes por los que clama el GOP y el crecimiento económico, acercándose a la política económica de Obama. Y es que en Estados Unidos más que en Europa se está viendo la cuestión del déficit como algo ideológico más que dogmático. Y sobre todo cuando las políticas de Obama están dando sus frutos y están produciendo una reducción del desempleo y un aumento de los indicadores económicos. Eso Mitt lo sabe, pero ha de defenderlo en los círculos empresariales más centristas y no tanto en los mítines de la primarias. Lo malo es que está transmitiendo un mensaje falso que ni sus colegas de partido se creen. Ese es el problema de Mitt, que ha abandonado el traje de centrista capaz de vencer a Obama con el que se sentía cómodo, obligado a poner una cara de extremista moral y político que ni el mismo se cree.
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