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Superstar (postal)

Publicado el 06 septiembre 2012 por Cluisa
Superstar (postal)
Esa noche ella había bebido como en otros tiempos. Al parecer no perdió nunca  la costumbre de beber para olvidar o para ver pasar el tiempo como en una película muda, sin percibirla, sin efectos especiales.
Me imagino que se habría  inclinado en la mesita al lado de la cama, para aspirar la sustancia blanca y polvorienta  luego de empinarse la botella de whisky. Imaginar, es lo único que queda cuando un evento se ha sucedido lejos de nuestra mirada: reconstruirlo (o intentar reconstruirlo) en el pensamiento. Usar  los datos que se tienen, inexactos siempre, imprecisos, mentirosos: nunca se sabe que sucedió antes o después, que esta demás, que en realidad si pasó y que pertenece al terreno ficcional que rodea siempre lo que se cuenta, de otros y de uno mismo.
Esa noche ella no iba a cantar, hace tiempo que no lo hacía  tal como acostumbraba, su voz había mermado en sus condiciones, su voz y sus ganas. Su energía vital, esa que la hacía bailar al ritmo de los aplausos del público, era ya casi inexistente. Estoy segura que no sabía  a ciencia cierta cómo comenzó su problema, era feliz, eso recordaba, era exitosa: el público la adoraba, su familia la adoraba. Aunque quizás las cosas no son tan sencillas, quizás la fiesta siempre se ve mejor desde afuera, quizás   nunca se sintió tan adorada ni tan feliz, ni tan Diva ni tan perfecta. 
Ese día quería lucir bien, su mentor la había invitado a participar en una fiesta aniversario, le dolía la cabeza, el masaje en las sienes con la punta de los dedos no estaba funcionando, quizás el whisky no ayudó  a mejorar ese latido molesto que le enturbiaba el humor, ni el whisky ni la coca, no debió reincidir, pero  cuando uno decide algo debe atenerse a las consecuencias, lástima. Es sobrecogedor como un pequeño gesto, una elección fugaz, el movimiento de una mano, un paso hacia delante puede cambiarte la vida.
Esa noche, quizás, se tumbó en la cama mirando al techo, suspiro despacio sintiendo el aire salir por su boca. Luego de aspirar la coca y tomar un poco de whisky notó con sorpresa que no sentía mejoría, que todo seguía igual, que el latido en las sienes era el mismo: molesto e incomodo. Miró un poco el televisor y le dio volumen antes de entrar en el baño,  ya era una rutina conocida esa de encenderlo para escuchar voces y no perderse en su propia soledad. Un comercial de una película vieja llamó su atención, la pantalla le devolvía su propia imagen 20 años atrás. 
*** Fragmento de una historia... 

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