Revista Educación

Superwoman

Por Siempreenmedio @Siempreblog

supermujerPudo haber sido cualquier otro día, pero fue “ese”. En ese instante se dio cuenta de que, después de haber dedicado los últimos diez años a la crianza de su hija, después de una separación cuando la pequeña tenía ocho años, después de una adolescencia complicada, días maratonianos, conflictos en el trabajo, intentos de nuevas relaciones fallidas… “ese” día, se dio cuenta de que tal vez había hecho algo mal. Porque se encontraba sola. Y el problema no era el temor a seguir con esa soledad… el problema era la pereza de pensar en intentar cambiar esa situación.

“Ese” día, muerta de cansancio, fue el primero en años en que tuvo tiempo para pensar. Las cosas urgentes del día a día habían dado paso a un poco de espacio para ella. Miró a su alrededor. Se planteó que debía relacionarse con gente nueva. Se miró al espejo… y ya no era aquella joven que, diez años atrás, podría haber eclipsado con su sonrisa una habitación entera. Era una mujer madura, con la misma sonrisa arrebatadora, pero algo cansada por el esfuerzo… Diantres… ¿Qué había pasado? “Ese”, día, bajo la manta, en el sillón, pensó en ella misma. Se sintió mal. Se sintió sola. Se culpó por no haber hecho las cosas mejor. Error.

Porque lo que ella aún no ve es que es una titana, una campeona. Que ha salido adelante como una fiera. Que es fuerte, dulce, inteligente y guapa. Que es una mujer madura cuya compañía es un tesoro. Y que si ningún hombre de su alrededor se da cuenta de eso en algún momento, es que, sinceramente, deben ser imbéciles.

P.D.: No existen las Superwoman, pero, de haber alguna, sería ella.


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