Pero este año Luismi me dió una sorpresa por mi cumpleaños, y aunque hace ya tiempo que pactamos que no nos regalaríamos nada, y que todo lo que ahorrásemos se invertiría en viajes, se lo voy a perdonar 😏
El viernes 16 de noviembre me trajo una caja y me contó una milonga que no entendía, hasta que la abrí y pude comprobar que su contenido era una tarjeta regalo de Siente Galicia para ese mismo fin de semana!
Rapidito a hacer la mochila y a descansar que nos esperaba un finde muy movidito.
Nuestro alojamiento para la noche del sábado incluía una cena degustación y el desayuno. Dormimos genial y comimos todavía mejor, así que os recomendamos que si váis por la zona os alojéis en Casa da Feira, en Lobios.
No muy lejos de nuestro alojamiento, empezamos el día realizando una ruta de senderismo denominada Ruta Padrendo - Torneiros - Padrendo, que aunque en el cartel oficial pone 7 km, en algunos sitios leimos 12 y son los que acabamos realizando nosotros. La ruta está bien señalizada, salvo en un punto que lleva lugar a confusión. Os encontraréis una intersección en donde no os manda girar a la izquierda, pero sí que hay un cartel que pone que es el camino corto para llegar al balneario de Lobios. Hacedle caso y girad a la izquierda.
La primera parte de la ruta es espectacular, todavía más en otoño, nos adentramos en preciosos bosques repletos de setas la cual más bonita, con pequeñas cascadas en cada esquina. La verdad, esa primera parte nos cautivó. Tras una pendiente bastante pronunciada, llegamos a una zona totalmente distinta, con sendero de tierra y grandes rocas de granito a cada lado del camino y las montañas que conforman el Parque Natural Baixa Limia - Terra do Xurés rodeándonos.
A lo lejos divisamos esta cascada mucho más grande, que tras leer sobre la zona resultó ser A Corga da Fecha. Apuntada queda para otra ocasión.
Nos adentramos de nuevo en frondosos bosques hasta llegar a la aldea de Torneiros, una aldea típica gallega, con callejones por lo que casi no cabe un coche y un poco abandonadilla porque los locales han tenido que buscarse la vida en otros lugares más prósperos y con más salidas laborales.
Callejeamos por Torneiros buscando una señal que nos indicase el camino y la encontramos cerca de una pequeña capilla. Y de nuevo, bosques con sus bellos colores otoñales.
Y siguiendo el camino nos encontramos con este pequeño grupo de cuevas que tenía como funcionalidad la de almacenar vino y otros productos.
Ya llegando de vuelta a nuestro punto de partida, entramos en la aldea de Padrendo con una pequeña concentración de hórreos o, como les llaman en esta zona, canastros. Se supone que esta pequeña aldea dispone de varios museos etnográficos, pero todos los que vimos estaban cerrados y con pinta de estar así desde hace muchísimo tiempo.
Casi casi nos cruzamos Galicia para este fin de semana 😝
El día ya no daba para más y tras descansar un rato en el hotel y tomarnos algo en un bar de Lobios, nos preparamos para deleitarnos con la espectacular cena. A la mañana siguiente, y tras un buen desayuno, nos pusimos en marcha hacia un destino al que le tenía ganas desde hace tiempo, el campamento romano Aquis Querquennis, en Bande. Antes de llegar al campamento, hay un centro de interpretación tanto del campamento como de la Vía Nova o Vía XVIII, la antigua vía romana que unía las prósperas ciudades de Astorga y Braga.Es pequeñita pero muy interesante para entender la forma de vida de los antiguos romanos. Además, la chica es encantadora y nos proporcionó muchísima información sobre la zona. Disponen de un vídeo muy entretenido que puedes visualizar antes de adentrarte en las diversas salas del centro de interpretación.
Aparte de la ruinas del campamento, también hay la de una mansión viaria y unas termas al aire libre que están todavía en funcionamiento y son de libre acceso. De hecho, a pesar de estar a mediados de noviembre estaban a reventar de gente y había muchísimas caravanas y coches estacionados el el aparcamiento.
El campamento se construyó como apoyo a la construcción de la Vía Nova, a orillas del río Limia y en lo que hoy es el embalse de las Conchas. Tenía una extensión de 2,5 hectáreas y se cree que dió cobijo a unos 600 soldados. En la mansión viaria se alojaban los transeúntes que circulaban por la vía romana.
Se acercaba la hora de comer y decidimos irnos hasta Celanova, ya que para la otra visita que me habría gustado hacer no disponíamos del tiempo suficiente. Esta visita alternativa es el Couto Mixto, una pequeña región que fue totalmente independiente desde el s. XII hasta el s. XVIII, tanto de Portugal como de España y en la que tenía sus propias "leyes".
Celanova resultó ser una pequeña decepción, ya que los museos estaban cerrados (la casa familiar de Curros Enríquez y la Casa de los Poetas) y el monasterio ya había comenzado con su visita guiada, por lo que tuvimos que conformarnos con ver su claustro, que es de acceso libre.
El Monasterio de San Salvador fue fundado en el s. X por San Rosendo y declarado Monumento Nacional en 1931
Lo que me gustó mucho fue sus cuidadas fachadas, en perfecto estado de mantenimiento.
A escasos 5 minutos en coche del centro de Celanova, se encuentra Vilanova dos Infantes. Es una aldea muy pequeña en la que llama poderosamente la atención la Torre de Vilanova, datada entre los s. XII y XIII y declarada Bien de Interés Cultural en 1994.
La Torre es la única construcción que se conserva de una antigua fortaleza. Fue destruida durante la Revolta Irmandiña y, posteriormente, reconstruida. Las revoltas irmandiñas fueron la revolución del pueblo gallego del x. XV contra los abusos de la nobleza.
Si cruzáis la carretera, os podéis acercar a la iglesia del pueblo para luego dirigiros al Castro de Castromao.
Este castro no dispone de aparcamiento, pero puedes estacionar en el camino de tierra que hay al lado del panel informativo. Desde ahí hasta la entrada del castro son un par de minutos. Se trata de un asentamiento galaico romano que fue habitado entre el 700 a.C. y el 300 d.C.
Castromao es un "oppidum", es decir, una ciudad prerromana que ejercía de capital política. Se pueden apreciar restos de construcciones dedicadas a hogar, almacén, horno...Su gran muralla servía también como vía de comunicación, ya que se podía caminar por encima de ella y, durante la visita , habrá tramos en los que vosotros también lo haréis.
En el "barrio da Tábula" se descubrieron restos de edificaciones cuadradas o rectangulares, cuando lo normal en aquella época era que fuesen circulares. Este barrio se llama de esta manera porque aquí se encontró una "tabula hospitalis", un pacto de hospitalidad firmado por los indígenas del castro y los romanos.
Y la última parada del día fue a una recreación de un poblado castrexo muy cerca del castro de Castromao. Se construyó hace unos años para que allí fuese rodada una película protagonizada por Luis Tosar, pero buscando información hemos descubierto que jamás se llegó a rodar y el poblado sufre de un total abandono, con basura dentro de las pallozas (incluida una bañera) y algunas de ellas incluso sin puertas. Una pena porque un lugar así podía haber sido un buen museo al aire libre donde aprender sobre los castrexos.