Revista Economía

Suria, suria.

Publicado el 30 agosto 2013 por Torrens

Es muy probable que lo que voy a comentar en esta nota no guste demasiado, pero es mi opinión. Estoy totalmente en contra de cualquier intervención directa en la guerra de Siria (Suría en árabe). Razones hay muchas y las explicaré, pero se resumen en que cuando estuve viviendo en el país aprendí que cuando dos árabes se pelean, sean individuos o grupos, ponerse en medio supone correr un elevadísimo riesgo de ser el que más golpes recibe.

Para explicar mis razones empezaré por la excusa usada para la intervención: la utilización de gas Sarín que provocó la muerte de más de 1.000 civiles. Se trata de un acto abominable, pero ¿Por qué se reacciona frente a este acto monstruoso mientras en otros casos ni tan solo se informa al nivel que merecería la salvajada?.  Hay montones de ejemplos de estas muertes multitudinarias mientras el mundo miraba hacia otro lado. Unos años antes de la guerra de Irak Saddam Husein, por simples razones de orden público y buscando enemigos del régimen, gaseó varias aldeas kurdas del norte de Irak, en las que no sobrevivió ni un solo habitante, sin que nadie se escandalizase demasiado. Solo en Africa hay más de un país en que los muertos por salvajadas inhumanas no han sido miles sino millones, ante la indiferencia general. Voy a poner dos ejemplos que estoy seguro que pocos conocen porque casi ni se informó de ellos. Primero, en los años 70 el norte musulmán de Sudan, después que el país cayese bajo el dominio de islamistas fanáticos, eliminó sistemáticamente la población mayoritaria del sur del país de religión cristiana. Fueron millones los asesinados o esclavizados mientras las poquísimas noticias que aparecían en los periódicos occidentales hablaban de guerra entre el norte y el sur del Sudan cuando durante bastantes años, hasta que el sur se organizó para defenderse del genocidio, no se  trataba de una guerra sino de exterminio puro y duro. Segundo, hasta que hacia finales de los años 80 China inició su transición hacia el capitalismo económico, y entre otras normas se modificó sin suprimirla la brutal Ley que limitaba el número de hijos por pareja casada a uno solo, muchas niñas fueron asesinadas por sus padres justo después de haber nacido, buena parte de ellas por el método de tirar los bebes al rio. Se calcula en casi un millón el número de bebes desaparecidos de esta forma en los más de 30 años que duró la salvajada, una cifra impresionante todo y que sea insignificante en proporción a la población china. Si el mundo reaccionase siempre frente a cualquier tipo de acto que hace a las personas peores que las fieras, la intervención en Siria me parecería lógica, pero siendo muy claro que no es así, ¿a qué juegan?.

Antes de continuar con mis razones me referiré a algo que es difícil de entender fuera de Oriente Medio. En cualquier accidente, incidente, conflicto, suceso, escándalo, acontecimiento imprevisto, etc. es prácticamente imposible conocer lo que en realidad ha ocurrido, ni los del país, con contadas excepciones, sabrán la verdad. Se puede decir que mucho más que en otras partes del mundo, en Oriente Medio nada es lo que aparenta, y que fiarse de las apariencias es un error mucho peor que en otras latitudes. Es más que probable que Assad, o alguno de sus jefes militares, haya sido el monstruo loco que decidió gasear a civiles, pero nadie podrá ni acercarse a una prueba concluyente de quien ha sido el autor de la monstruosidad, y por otro lado en aquella zona el practicar barbaridades con la clara intención que sean achacables a sus contrincantes es casi una tradición. Una vez en Riad iba en un coche conducido por un saudita cuando la circulación fue interrumpida por la espectacular comitiva real. El saudita me preguntó si creía que el rey era quien mandaba en Arabia y yo contesté afirmativamente, pero él lo negó. Pregunté entonces quien mandaba en realidad en el país, y el saudita, señalando con la cabeza hacia la comitiva dijo, “No lo sabe ni él”.

Tampoco en base a sus objetivos se explica la intervención directa al estilo Libia, con o sin intervención de la ONU. ¿Qué pretenden?, ¿acabar la guerra?, ¿asegurarse que no se producirán más masacres?, ¿evitar nuevas utilizaciones del gas?. Excepto el primero de los objetivos: acabar la guerra, los demás son prácticamente imposibles de asegurar. Y si se acaba la guerra, ¿Quién gobernará en Siria?, muy probablemente será el tipo de gobierno tradicional en la zona, es decir una dictadura, pero ¿Quién será el dictador?, ¿otro Assad?, ¿los Hermanos Musulmanes?, ¿la Coalición Nacional Siria enfrentada a Assad no creo que durase ni una semana?.

¿Cuándo se darán cuenta los políticos occidentales que en Oriente Medio la intervención y la injerencia es la peor de las estrategias políticas?. En mi opinión, y aunque parezca una barbaridad la mejor estrategia es la que llevan años practicando rusos y chinos por un lado e israelitas por otro, aunque sea con métodos y desde posiciones diferentes y distantes.  Cuando estalla un conflicto en la zona evitan, al menos aparentemente, tomar partido por cualquiera de los dos bandos, continuamente van modificando su actitud real en función de la evolución del conflicto, apoyando sin “mojarse” y con mucha discreción a aquellas facciones que les interesan, que pueden variar con el tiempo y las circunstancias, e intentando sacar el máximo provecho, sea vendiendo armas en el caso ruso, o posicionándose para sacar ventaja del conflicto a medida que este evoluciona en el caso israelita,

En mi opinión lo que los países occidentales tendrían que estar haciendo en vez de tanto intervencionismo es ayudar de forma clara y decidida a los grupos laicos en todo Oriente Medio, porque ha sido un patrón repetido varias veces, Siria incluida, el que los grupos laicos hacen la revolución, provocan el cambio y después son los islamistas los que se aprovechan de la situación. En vez apoyarles hay árabes, musulmanes o no, en Europa y USA que en ocasiones han sido acusados de islamófobos, porque son laicos que denuncian actitudes y costumbres medievales.

De todas las intervenciones occidentales, Afganistán, Irak, Libia, la única que tenía algo de sentido fue Afganistán, en los demás casos me extrañaría que alguien afirmase que tanto el país donde se llevó a cabo la intervención como los países occidentales sacaron algo positivo.


SURIA, SURIA.

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