Mis sesudas señorías:
A veces creo que ustedes viven en otro planeta, tal vez más allá del final del arcoiris -supongo, que además, quitándole el cubo de oro al duende que lo vigile.
Vale que yo les considero la clase más corrupta de este país y los más tristes hipócritas del Estado.
Vale que ya nos imaginábamos que se pondrían todos de acuerdo para no reducirse las pensiones con la que está cayendo -ahí, donde aprieta el dinero, no hay diferencias de izquierdas y derechas.
Vale que era de suponer que aprobarían obtener el cien por cien de las pensiones con sólo once años cotizados como diputados -cuando el resto de los españolitos, esos que les votan cada cuatro años, debemos estar 41 años para obtener lo mismo.
Vale que ya no se puede confiar en ninguno de ustedes, muy ilustres y sesudas señorías del Parlamento -y yo preparando una excursión al Congreso para mis alumnos de 2º, donde les venderé que están en el corazón de la democracia nacional; y con la cara bien alta, que para esto de hacer teatro delante de adolescentes no hay quien me gane...
Pero... me pregunto... ¿realmente era necesario gastarse 350 000 euros anuales en auriculares y traductores para el Senado? Así se saca adelante un país, claro. Lo que necesita España es que entre españoles nos traduzcamos. A alguien se le ha olvidado el Título Preliminar, art. 3 de la Constitución vigente.
Qué país. Si es que así nos va...