Por tu discurso de candidatura vislumbro que cuando seas presidenta de la Junta de Andalucía quieres ser demócrata, lo que merece una felicitación, pero te advierto que lo mas difícil del mundo es ser demócrata formando parte de un partido político en España. Tu frase "Me avergüenza la corrupción y me propongo combatirla con todas mis fuerzas" nos llena de ilusión a los que luchamos por un país mas democrático y limpio, pero tu no mención del escándalo de los EREs nos sorprende. Perdónanos porque estamos tan escaldados y frustrados que seguimos siendo escépticos ante las promesas y declaraciones de los políticos.
Para regenerar la democracia, como pretendes, no basta, Susana, con otorgar mas poderes a las Cámaras de Cuentas, ni con prohibir las donaciones privadas a los partidos, ni con proponer a Rajoy un gran pacto por la regeneración. Hay que hacer cosas que quizás te sea imposible plantear en tu propio partido y que nunca serán apoyadas por el PP y por los demás grandes partidos con presencia en las cámaras. Hay que castigar con la dureza que merecen a los responsables de los EREs fraudulentos, sean los que sean, sin tapujos ni protecciones disimuladas; hay que despolitizar la Justicia y dejar de nombrar jueces y magistrados desde los partidos políticos; hay que renunciar a la financiación de los partidos con dinero público procedente de los impuestos; hay que conceder al ciudadano una representatividad y un peso que, según la democracia, debe ser decisivo, como corresponde a los "soberanos" del sistema; hay que crear una Justicia que sea igual para todos; hay que quitar poderes, blindajes e impunidades a los partidos políticos y a sus dirigentes; hay que lograr que los diputados y senadores representen a los ciudadanos y respondan ante la ciudadanía, no como ocurre ahora, que solo responden y rinden cuentas ante las cúspides de sus respectivos partidos políticos; hay que perseguir a los corruptos, hacerles pagar sus delitos y lograr que devuelvan lo robado; hay que sentar en el banquillo a los que han saqueado las cajas de ahorro españolas y a los que han propiciado y bendecido, desde el poder, la gran estafa de las participaciones preferentes; hay que reformar la vida interna de los partidos y obligarlos, como establece la Constitución, a que sean democráticos, no verticales y serviles, como son hoy; hay que eliminar la terrible fauna de los intermediarios, de los recaudadores que piden dinero en nombre de los partidos, de los que cobran por subvenciones y contratos públicos, de los impunes y de los inmunes, una fauna que es incompatible con la democracia; y hay que retirar a los partidos de la sociedad civil permitiéndole que sea libre y que sirva de contrapeso al poder, abandonando el control de las universidades, de los medios de comunicación, de los sindicatos, de la enseñanza y de otras parcelas y sectores que necesitan vivir y desarrollarse al margen del poder político para que sociedad pueda ser sana y democrática.
La democracia española es un monopolio atosigante de los partidos con una ausencia escandalosa e insoportable de los ciudadanos, que han sido relegados y devaluados.
Ojalá consigas fortalecer la democracia, como dices y prometes, pero recuerda que democracia es todo lo que hemos mencionado y antidemocracia es lo que, por desgracia, también han hecho los grandes partidos hasta hoy: mentir, oscurecer, marginar al ciudadano, favorecer a los amigos del poder, manipular la información y las mentes, convivir con la corrupción, abusar del poder, financiarse de manera abusiva con dinero público y un largo y siniestro etcétera que ojalá consigas eliminar para bien de los españoles y de los andaluces, un pueblo que, por si no lo sabes, padece una presencia de los público agobiante, tan intensa casi como lo era la presencia del Estado Soviético en las antiguas repúblicas de la URSS, en tiempos de Breznev y Andropov.
Que tengas suerte y éxito, Susana, y ojalá sepas imprimir a tu liderazgo, además de democracia, la esperanzadora grandeza del alma femenina.
Revista Opinión
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