Revista Política

Susana Díaz y los mercenarios

Publicado el 31 marzo 2017 por Fthin @fthin
Susana Díaz y los mercenarios

Recuerdo cuando en los 80´s triunfaban las películas de acción en las que un hombre musculoso se enfrentaba solo frente a una tremenda adversidad y un enemigo que lo superaban en número y recursos, normalmente con fondo patriótico, en la que tomaba decisiones que superaban la legalidad vigente pero que se apoyaban en valores morales superiores como la justicia, la amistad, la familia, la patria o incluso una concepción justificada de la venganza. Un ciudadano normal, ya fuera un pobre vecino que veía las injusticias de su barrio, un soldado retirado con traumas bélicos o un padre al que asesinaban, secuestraban o violaban a algún familiar (en muchas ocasiones todas esas circunstancias a la vez) se enfrentaba sin querer a unos malos malísimos que normalmente pertenecían a peligrosas organizaciones terroristas internacionales, bandas de narcotraficantes o ejércitos de países comunistas. Eran cintas de argumentos simples, casposas, que rebozaban testosterona, violencia a borbotones, peligrosa moralina con reminiscencias políticas fascistoides, que llegaban a todos los públicos y que normalmente terminaban en sagas interminables e insustanciales. Así, las películas de Stallone, Schwarzenegger, Norris, Van Damme, Seagal y compañía eran auténticos blockbusters en la España del VHS y el Betamax, siendo las más demandadas y alquiladas en los antiguos videoclubs de barrio. Pasados los años, en 2010, Stallone sacó del cajón del olvido a muchos de estos musculados prejubilados, uniéndolos en uno de estos antiguos argumentos naif para dirigir "Los Mercenarios". La imagen de todos estos héroes musculosos juntos, mezclados con conocidos actores actuales del género, era una estampa muy potente que consiguió que los nostálgicos sucumbieran a este homenaje a las películas de acción en cine y visionados on line (actuales videoclubs).

El 26 de marzo Susana Díaz hizo oficial su candidatura a la secretaría general del PSOE en un acto multitudinario en Madrid. Con aire triunfalista y una puesta en escena a la altura, la ahora candidata resumía su discurso en la recuperación del PSOE de siempre, un PSOE que volviera a ganar para gobernar, un PSOE 100% PSOE. Es decir, volver a ese partido que en los 80´s arrasaba en España, que era el número uno en las urnas de nuestro país. Junto a este mensaje, que no por ser formulado en 2017 deja de tener el olor a la naftalina de los orgullosos tiempos pasados que difícilmente vuelven, aparece el partido como valor superior por encima de todas las cosas. Los socialistas deben unirse en torno a un proyecto de partido, el que ella representa, que se nutre del pasado para triunfar en el presente frente a otras opciones, más modernas y adaptadas a las nuevas realidades pero sin el encanto de los triunfos de las décadas anteriores. Esa vuelta al pasado se refrendó en una imagen de la candidata rodeada de lo más glorioso (y también criticado) de la historia reciente del PSOE. El aval de su anuncio de candidatura es la escena en la que aparecen, entre otros, Felipe González y Alfonso Guerra o Zapatero y Rubalcaba. Todos ellos hombres que se enfrentaron a duras adversidades políticas, a veces entre ellos mismos, y salieron victoriosos. Desde la perspectiva de la candidatura de Susana, el momento tenía el encanto de lo retro y del orgulloso pasado socialista, pero no fueron pocas las críticas que recibió en sentido contrario. El núcleo de las mismas se encontraba en el argumento de que tanta retrospectiva política junta en una misma escena no era la mejor imagen de renovación del partido.

Susana Díaz y los mercenarios

Esa fotografía de la nueva lideresa rodeada de los héroes del PSOE del pasado, aquellos que ganaron, que gobernaron, esa exhibición de músculo político de los que lo hicieron todo por el partido y gozaron de la popularidad necesaria para vencer electoralmente me recuerda necesariamente al cartel de "Los Mercenarios". Tiene todos los elementos positivos de la nostalgia que en ciertos espectadores despiertan estos filmes y los negativos de su fácil e insulso contenido. Un grupo de prejubilados políticos que se unen en un proyecto porque por sí mismos no llevarían a nadie a la taquilla (electoral) y que viven en el recuerdo de un pasado ilustre. Susana nos propone una relato cinematográfico conocido por todos, que ya hemos visto muchas veces, pero que no por ello si lo programan en la TV, y no hay nada mejor, dejamos de verlo: una película de acción, como las de la época de los protagonistas, de argumento simplón y resultado previsible; un film de violencia que deja muchos cadáveres por el camino con un valor, el partido, por encima de otras cuestiones morales; una fórmula que fue un éxito en décadas pasadas para lograr el triunfo en la actualidad; la nostalgia y el músculo como elemento de movilización política. A Stallone reunir y hacer un cocktail con tal elenco de actores y recuerdos le dio buen resultado, veremos que tal le va a Susana Díaz en las taquillas de las primarias de mayo. Y si la estrategia fracasara, cosa que dudo, no hay que preocuparse demasiado por quiénes la acompañan. La política ofrece en ocasiones segundas vueltas, existirán nuevas posibilidades, nuevas secuelas con el mismo argumento y protagonistas. Los mercenarios siempre reaparecen. De hecho la saga estrenó la tercera entrega en 2014... y se está preparando una cuarta.


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