La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Diaz, es ya la líder suprema del socialismo andaluz y, probablemente, también del español. Fue elegida el sábado, en Granada, con una victoria a la búlgara, casi por unanimidad. Pero, aunque cuenta con el apoyo de los suyos, ha perdido ya la esperanza y la ilusión que despertó entre los ciudadanos cuando prometió que lucharía contra la corrupción sin descanso. Su comportamiento, al haber concedido otros 6,5 millones al sindicato UGT, en pleno escándalo, cuando los jueces analizan los abusos del sindicato socialista y la posible utilización delictiva de los fondos públicos destinados a la formación de los jóvenes y los trabajadores, le ha hecho perder aquel impulso honrado y decente. Hoy, Susana, que también cometió el error de dejarse apoyar públicamente por Zapatero, un personaje tan odiado por los españoles que corrompe todo lo que toca, es ya contemplada como un miembro mas de la clase política española, una de las mas desprestigiadas del planeta, de las mas divorciadas con sus ciudadanos y de las mas ajenas a la democracia y a la decencia.
Por su parte, el PP, al que el Juez Pablo Ruz señala como autor de una presuntamente delictiva contabilidad paralela en dinero negro, ha reconocido en público que es "tan honrado como los demas", lo que quiere decir que es tan corrupto como el PSOE, toda una decepción para los millones de los españoles que le votaron porque creyeron sus promesas de regeneración y limpieza.
UGT, aunque es el sindicato al que la mayoría de los españoles califican de "corrupto" en las encuestas, recibirá en Andalucía, gracias a Susana Diaz, el doble de dinero público que CC.OO., 14 veces más que la Cruz Roja y casi mil veces mas que Cáritas, las mas limpia y eficaz de las organizaciones de asistencia a los débiles en España.
Las promesas de Susana Diaz de combatir la corrupción se han disuelto como azucarillo, apenas un par de semanas después de su nombramiento como presidenta da la Junta de Andalucía. Su comportamiento, que es el de cualquier otro dirigente político tradicional en España, da al traste con toda esperanza de regeneración en el socialismo andaluz. Como dice Albert Rivera, "Hay partidos que parecen genéticamente incapaces de regenerarse". Hay otra forma mas filosófica y ortodoxa de decir lo mismo: "cuando un partido política se habitúa a traspasar la linea roja y antepone, una y otra vez, sus propios intereses al bien común, ya está perdido para la democracia y la ética y es imposible que se regenere".
España es un país podrido, cada día más necesitado de regeneración. El deterioro de los valores y de las costumbres ha sido rápido, cada día es más alarmante y tiene ya repercusión en la política, en la cultura, en la prosperidad y en la convivencia. Ante la incapacidad de los gobernantes de afrontar el gran reto de limpiar España de sinvergüenzas, aprovechados y corruptos atrincherados en el poder, la principal obligación de todo ciudadano demócrata y decente es lograr que la sociedad se regenere, aunque para ello tenga que forzar la sustitución de la actual casta política por otra que sea digna, decente y democrática.
Los déficits afectan a casi todos los ámbitos de la vida: la prosperidad se ha ido por las cañerías; dos gobiernos autonómicos planean la independencia; hay millones de españoles rumiando su pobreza, despreciando a los políticos y planeando su venganza en las urnas contra un poder injusto y apalancado en sus privilegios arrogantes, a escasez de esfuerzo, de excelencia y de rigor han convertido a la educación española en una de las peores entre los países avanzados del mundo, según certifica el Informe PISA; España es el primer puerto de entrada de cocaína de Europa y uno de los primeros consumidores europeos de drogas; paraíso mundial del aborto expres y fácil, practicado hasta a fetos sietemesinos; lugar preferido para las bandas internacionales especializadas en robos violentos en los hogares; puestos de honor en los rankings europeos de fracaso escolar, consumo de alcohol y prostitución; España también es ya la capital mundial del desempleo, la patria del blanqueo de dinero sospechoso y el país europeo donde crecen con más velocidad los suicidios y la violencia de género, etc.
Ni una universidad española figura entre las cien primeras del mundo. Nuestros índices en innovación, creatividad, ciencia aplicada, patentes, aplicaciones empresariales e investigación son tan lamentables como los que miden la eficiencia, la productividad y la competitividad en las empresas. La burocracia es un mal que crece y la inseguridad jurídica ha ganado terreno en los últimos años. Algunos países, como Estados Unidos y Alemania, han advertido a sus empresarios de que se lo piensen antes de invertir en España, donde la corrupción se ha hecho galopante, sobre todo en las entrañas del Estado, y, como en el Tercer Mundo, conviene tener amigos políticos para prosperar.
El liderazgo político ha olvidado que mandar exige ser ejemplar y, en lugar de propiciar los valores, contribuye a la degeneración. En un ambiente político donde la corrupción y el fracaso son penosamente abundantes, sorprende que los políticos españoles jamás dimitan, lo que refleja que los partidos políticos practican el corporativismo más inmoral, protegiendo a sus miembros. La incapacidad para el consenso y las peleas públicas entre políticos y partidos proyectan hacia la sociedad un ejemplo desmoralizador y envilecedor. Los políticos y los periodistas, antes envidiados y considerados héroes de la democracia, reciben hoy el desprecio y la repulsa de muchos ciudadanos, que los consideran corruptos y obsesionados por los privilegios y ventajas que proporciona el poder.
La clase política española, una de las mas rechazadas y denostadas por su propio pueblo en todo el mundo avanzado, es la que posee mas concentración de poder y puestos disponibles en el Estado para amigos del poder y militantes de partidos políticos. También es la mas impune ante la Justicia y una de las que menos respeta las reglas básicas de la democracia. Por supuesto, esa clase política jamás escucha la protesta de su pueblo y prefiere atrincherarse en sus privilegios y ventajas, protegida por jueces, policías y periodistas sometidos que afrontar la regeneración que todos reclaman.
Como consecuencia del deterioro de la política, España, que hace poco más de una década era uno de los países con más ilusión por la democracia y mayor respeto por lo público, es ya hoy una de las sociedades más decepcionadas y frustradas por la escasa calidad de su democracia y por la ausencia dramática de la mas elemental Justicia en la vida diaria.