Revista Opinión

Susana, tumbada por el Impuesto de Sucesiones

Publicado el 19 diciembre 2018 por Franky
El socialismo andaluz ha perdido el gobierno por haber mantenido el impuesto de Sucesiones, enfrentándose a los deseos de su pueblo. La soberbia, la arrogancia, la codicia y la crueldad le han llevado a la tumba. Se les había advertido que manteniendo ese impuesto injusto, cruel y repudiado por el pueblo podrían perder hasta medio millón de votos, pero Susana Díaz no hizo caso y siguió aplicando sus ya famosos embargos de bienes, multas e intereses abusivos, provocando renuncias masivas a lo heredado, cierre de empresas familiares y ruinas en las familias. Muchos creen que Susana ha perdido la mayoría en Andalucía como consecuencia de la inmensa corrupción de su gobierno, pero eso es dudoso porque la Junta ya era corrupta hace muchos años, cuando ganaba las elecciones y seguía gobernando. Otros creen que la principal causa de su derrota ha sido el efecto negativo del pésimo gobierno de Pedro Sánchez, pero también Zapatero proyecto el mismo rechazo hacia el socialismo y, sin embargo, el poder en Andalucía resistío. Otros, finalmente, creen que la principal causa del hundimiento socialista ha sido su incapacidad para gobernar con eficacia una región que sigue siendo el culo de España y de Europa después de cuatro décadas de socialismo, pero también el atraso, el desempleo y la pobreza reinaban en Andalucía hace muchos años y no impedía que los socialistas ganaran una y otra vez. Las investigaciones recientes y los análisis más sensatos sostienen que la caída se ha debido a la convergencia de esas razones y de otras muchas, entre las que sobresale una que tuvo un peso especial: el rechazo popular al sucio, injusto y brutal Impuesto de Sucesiones, convertido en todo un escándalo permanente que envenenó la campaña socialista, revelando la crueldad del gobierno, su apego a la injusticia y su desprecio por la Constitución y la decencia. --- Susana, tumbada por el Impuesto de Sucesiones Los expertos creen que el Impuesto de Sucesiones ha sido una de las claves de la derrota socialista en Andalucía porque al menos les ha hecho perder 200.000 votos, cantidad suficiente par perder la mayoría que les daba el poder. La derrota socialista se debe a varios factores, pero quizás el decisivo fue mantener, en contra de la voluntad popular, el impuesto más injusto, cruel e inconstitucional entre los vigentes en España, una decisión arrogante y brutal que puso en contra del socialismo andaluz a cientos de miles de ciudadanos.

El rechazo al Impuesto de Sucesiones se transformó en un auténtico fenómeno de masas en la campaña electoral y en la prueba más clara y elocuente de que el socialismo había perdido en Andalucía l decencia y la bondad, para convertirse en una fuerza depredadora y llena de codicia. Muchos andaluces terminaron de darse cuenta, gracias a la brutalidad de ese impuesto a los muertos, que había que pararle los pies a estos malvados y lo hicieron dando la espalda a los ladrones de herencias y llevando en volandas a VOX hasta sus sorprendentes 12 diputados.

Los efectos de la implantación del Impuesto de Sucesiones y de los estragos que ha causado en la sociedad no se limitan a haber provocado la caída del PSOE en Andalucía, sino que se han extendido a otros ámbitos como la pérdida de votos de Podemos, otro parido empeñado en cobrar ese impuesto a los muertos, la aceleración del rechazo ciudadano a la clase política y el auge de Ciudadanos y de VOX, dos partidos que desde el principio han peleado por eliminar ese brutal tributo.

Susana Díaz, junto con la actual ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se han convertido en los símbolos de la imposición absurda y malvada de un impuesto que todos consideraban injusto, incluso la presidenta de la Junta, que admitió en público que ese tributo había quedado "deslegitimado" por la protesta popular. Empeñadas ambas en mantenerlo y en justificarlo, empleando para defenderlo mentiras como que "sólo lo pagan los ricos", cuando es justo lo contrario, el impuesto las ha devorado y hoy ninguna de las dos tiene futuro político alguno.

La historia de la rebelión ciudadana contra el impuesto de sucesiones ha sido corta, pero hermosa, con especiales episodios de lucha y resistencia en Andalucía, Aragon y Asturias, pero con reflejos y protestas en otras regiones, como Extremadura y Murcia. Es la primera vez en la historia moderna de España que la sociedad se organiza en grupos y se lanza a las calles para protestar contra un impuesto. La experiencia ha ido creciendo en intensidad y todo ante el hecho de que los políticos despreciaron desde el principio esa lucha con arrogancia.

El capítulo más destacado de la batalla ha sido, sin duda, la documentación realizada por las plataformas de las victimas del impuesto y la divulgación, a través de los medios, del sufrimiento y la injusticia vividas por las víctimas, con efectos tan brutales como familias arruinadas, personas desquiciadas, miles de renuncias a herencias, empresas familiares cerradas, tasaciones injustas y abusivas, embargos injustificados, impuestos leoninos y subastas vergonzosas en las que la Administración enajenaba los bienes embargados por menos de la mitad del precio abusivo que había tasado, sin que los herederos tuvieran la oportunidad de adquirir las propiedades que les habían arrebatado.

Curiosamente, VOX, el partido que más ha crecido en Andalucía, es el único que había expresado su voluntad firme de eliminar por completo el Impuesto de Sucesiones y Donaciones.

Hay tanta brutalidad en torno a ese impuesto, sobre todo en Andalucía, que es justo y explicable que haya contribuido poderosamente a la perdida del poder de los socialistas.

Los viejos partidos, carcomidos por la corrupción, se han convertido en momias incapaces de percibir los vientos de la Historia e ignoran que los tiempos en los que los políticos podían imponer su voluntad al pueblo con impunidad se han acabado. Ahora, todo político que quiera tener futuro, tiene que ganarse a los ciudadanos,que ya no soportan la arrogancia, la opresión y el abuso de poder.

El PSOE ha ignorado la voluntad popular y lo ha pagado.

Francisco Rubiales



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