Susanne Klatten

Una buena parte de los verdaderamente ricos, esos cuya fortuna viene de familia y no les ha sido precisa la villanía del pillaje ni el vilipendio del delito, a veces oscurecido a través de una espesa cortina de años, disfrutan de su dinero con la discreción del humilde, como es el caso de Dª Susanne, en la fotografía que ilustra la entrada de hoy, y que es accionista mayoritaria de la firma bávara de automóviles de tres letras tan deseados por la mayoría de usuarios.

La Sra. Klatten salió del anonimato por una relación extramarital que le supuso, además, un chantaje por parte del profesional del sexo, “fascinante, cortés y cariñoso” en términos utilizados por la interesada, que conquistó el corazón de la germana y puso en precario equilibrio la situación personal y económica de una mujer multimillonaria. Al parecer, el caballero, de nombre Helg Sgarbi, también chantajeó a tres acaudaladas amigas de nuestra dama de referencia, lo que da idea del potencial que este señor tenía en la conquista de refinadas señoras de alta alcurnia. Y a la vez, demuestra que no solo es propia de los hombres la estupidez en asuntos de sexo, de amor, o como quiera llamársele; en el lugar menos esperado, salta la liebre, en forma de voz aterciopelada, buenas maneras y encanto irresistible, independientemente del género, para que las sólidas bases de una existencia placentera, puedan verse comprometidas hasta sus cimientos, cambiando ese instante fugaz de placer por la incomodidad de un arrepentimiento eterno.