Activistas de la PAH encadenados en una sucursal de CX en Barcelona el 24 de enero de 2013.
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El fondo público español de ayuda a la banca en dificultades, el FROB, decidió suspender la venta de uno de los cinco bancos nacionalizados del país al no recibir ofertas interesantes, informó este martes la entidad concernida, Catalunya Banc.
“Transcurrido el plazo para la presentación de ofertas no vinculantes para la adquisisión de Catalunya Banc (CX), el FROB ha decidido no avanzar en el proceso de adjudicación de la entidad”, informó el banco en una comunicación a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
En virtud de lo acordado con Bruselas, el Estado español tiene hasta finales de 2016 para vender la entidad, lo que le deja “un plazo dilatado y suficiente para buscar para CX la mejor opción que permita minimizar el coste para el contribuyente”.
Según la prensa económica española, sólo dos bancos, Santander y Popular, presentaron ofertas en regla por Catalunya Banc pese a que el plazo había sido ampliado del jueves a este lunes, y ninguna de ellas fue considera suficiente.
Desde su nacionalización en septiembre de 2011, Catalunya Banc recibió más de 12.000 millones de euros de ayudas públicas y el Estado español no quiere venderla por un euro simbólico como ya hizo con otra entidad rescatada, Banco de Valencia.
A diferencia de otros bancos saneados y subastados por el Estado, el Gobierno decidió asimismo no incluir un sistema de protección de activos, lo que explicaría en parte la falta de interés de los compradores.
Según el diario económico Cinco Días, el Gobierno español descarta vender la entidad por partes, como pedían algunos bancos, y “baraja alternativas como la fusión con Bankia” para crear un gran banco público.
El mayor de los cinco bancos españoles nacionalizados -junto a CX, Banco de Valencia, NovaCaixaGalicia y el pequeño CEISS-, Bankia pidió en mayo un rescate público de más de 23.000 millones de euros que precipitó un plan de ayuda europeo a la banca española, que ya recibió 41.000 millones de euros.
Debilitada por su fuerte exposición a un sector inmobiliario siniestrado desde el estallido de la burbuja en 2008, la banca española emprendió un importante proceso de reestructuración con fusiones de entidades y supresión de miles de puestos de trabajo.