A lo largo de los años creo haber conseguido descifrar el complejo juego de las señales hasta llegar a un nivel que, sin ánimo de ser presuntuoso, podría calificar de experto. Esas sutiles y a veces casi imperceptibles pistas que te invitan, sin hacerlo, a ir un paso más allá pues sin duda eres tú el receptor de las emisiones. Sólo hay que estar un poco atento.
No suele maquillarse, siempre viste tejanos con zapatos planos y alguna blusa amplia. El pelo largo y lacio recogido detrás de las orejas en una discreta coleta. Veinticinco, a lo sumo veintiséis. Es joven, guapa, vital y al mirarme se ha reído. Primera señal.
Solemos cruzarnos varias veces al día, pero hoy, debido a un pequeño embotellamiento en uno de los pasillos, hemos quebrantado la distancia de seguridad de ambos, pudiendo advertir el leve aroma a violetas que desprende su piel. Me ha dejado pasar y al superarla, aunque estaba hablando con otra persona, ha dejado caer su brazo sobre mis hombros acompañando mi movimiento en lo que ha sido una caricia en toda regla. Segunda señal.
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Quiere verme en lo que llama su despacho, aunque no sea más que un pequeño cubículo lleno de multitud de cosas extrañas cogiendo polvo de las que no podría nombrar ninguna de ellas por puro desconocimiento. Es rara pero me gusta.
Llamo levemente a la puerta y tras recibir su aprobación me introduzco en la estancia mostrando seguridad. Me recibe de pie y me pide que tome asiento, que tanto ella como yo sabemos que tenemos que hablar de algo. Tercera señal. Si normalmente la veo guapa hoy puedo asegurar que está terriblemente hermosa.
La oportunidad la pintan calva, y cuando están claras las señales a qué más vas a esperar.
Con la seguridad que mi experiencia me ha proporcionado me acerco a ella, con una mano la tomo firmemente de la cintura mientras con la otra y asiéndola con dulzura del cuello, acerco su cara a la mía y nos fundimos en un gran beso.
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Los gritos se sucedieron después en el despacho del jefe de estudios. Que si nosequé de que tengo quince años, que no presto atención en clase, que dónde queda el respeto a los profesores, que qué demonios me pienso, que como me coja su novio me mata, que no quiere volver a verme hasta Septiembre,…
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A ver, suspenso en química, sí, pero a ver quién me quita ahora esta sonrisa.
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