Suspiros de Cartagena: Suspiros de España

Tipicos "suspiros cartageneros"

Abre los sentidos. Cartagena miraba de nuevo a sus raíces, a las entrañas de sus minas, y resurge en su esplendor a finales del s.XIX.

El comercio, la minería, la metalurgia, la industria, la expansión del puerto, los prósperos negocios impregnaron a la ciudad con la majestuosa belleza de edificios modernistas, y con este progreso surgían también los teatros, los cafés cantantes, salas de juego, lujosos vestidos, joyas...

Y la música también supo enamorarse de Cartagena. En ella nacieron melodías que el viento mediterráneo llevó a los confines de todo el país y al corazón de muchos españoles que marcharon fuera de ella.

Casa Cervantes, donde a principios del siglo XX se encontraba la Confitería "España"

Los cartageneros escucharon el pasodoble que sonaba en la plaza de San Sebastián por primera vez y se quedó para siempre en sus almas. La Banda de Musica del Tercer Regimiento de Infantería de Marina estrenaba la nueva obra del Maestro Antonio Alvarez el día del Corpus Christi de 1902.

La partitura nació en el corazón de la ciudad, en la cafetería "La Palma Valenciana" del majestuoso edificio del acaudalado Serafín Cervantes en la calle Mayor. El nombre que su autor le dió acompañaría numerosas nostalgias y esperanzas. Como muchas grandes cosas, también surgió de lo más cotidiano. Antonio Alvarez se detuvo en la confitería "España", donde reinaban unos dulces llamados "suspiros", y en honor a ellos y a aquella confitería, llamó a su pasodoble "Suspiros de España".

Cartagena sigue ofreciendo "suspiros" en sus confiterías, y el pasodoble al que dieron nombre continúa sonando a diario en la calle Mayor. Un farol con un reloj en el edificio de la casa Cervantes no sólo marca las horas, sino la pasión de esta tierra por la música, por su música, la que nació a su abrigo y sigue acompañando el día a día, cuando a los pasos apresurados o de paseo se unen las notas de "Suspiros de España".

Fuente: Cartagena en historias.

C. Marco